Los 'Carabinieri', la Policía militarizada de Italia, han arrestado a once personas sospechosas de participar en un violento atraco a dos furgones blindados de transporte de dinero, ocurrido el pasado 28 de marzo. El robo tuvo lugar en la carretera estatal Aurelia, a la altura de San Vincenzo, en la provincia de Livorno, centro-norte del país, y dejó un botín de aproximadamente tres millones de euros.

Según informaron en un comunicado, el operativo de detención involucró a más de 300 agentes desplegados en las provincias de Nuoro (en la isla de Cerdeña), Pisa y Bolonia (norte de Italia). Los arrestados son "considerados responsables, a distintos niveles y grados", de delitos como tenencia y transporte de armas y explosivos en lugares públicos, robo agravado múltiple, y ocultación de bienes robados.

El grupo criminal, compuesto por individuos con acento sardo y encapuchados, ejecutó el atraco con una alta precisión operativa. Usaron explosivos para reventar la protección blindada de los furgones y abrieron fuego durante la acción, antes de huir en dos coches Volvo que habían sido robados meses antes y con matrículas falsas. También robaron otro vehículo y las armas de tres guardias privados durante el asalto.

Las investigaciones, descritas como "complejas y prolongadas", se llevaron a cabo mediante intervenciones telefónicas, vigilancia directa y el análisis de imágenes de cámaras de seguridad públicas y privadas. Estas acciones permitieron reconstruir los movimientos de los sospechosos y localizar los vehículos utilizados en la fuga en zonas montañosas de difícil acceso en la provincia de Pisa.

Los once detenidos son originarios del área de Nuoro, en Cerdeña, y tienen entre 33 y 54 años. La mayoría cuenta con antecedentes penales relacionados con robos y uso de armas, incluso de guerra. El grupo se organizó con extremo cuidado: salieron desde distintos puertos de la isla para evitar levantar sospechas y regresaron de la misma forma tras cometer el crimen. Uno de los miembros, residente en Pisa, dio refugio al grupo tras el atraco y se encargó de eliminar pruebas quemándolas.

Uno de los implicados tenía el rol de vigilar los movimientos de los furgones y alertar al resto del grupo para coordinar el momento exacto del ataque.

Debido a la "inusual capacidad organizativa" mostrada y el riesgo de que cometieran otros delitos graves, la Justicia ordenó la prisión preventiva para todos los involucrados, según informaron los Carabineros.