Dulce memoria: recetas con los sabores de Todos los Santos en Salamanca

Los buñuelos y los huesos de santo no pueden faltar en esta festividad acompañando como aperitivo o postre ideal a otros platos más típicos de todo el otoño

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Dulce memoria: recetas con los sabores de Todos los Santos en Salamanca
Buñuelos de viento (Foto: Arai Santana)
El autor esTeresa Sánchez
Teresa Sánchez
Lectura estimada: 3 min.

Llega la festividad de Todos los Santos y, con ella, el inconfundible aroma de los dulces más tradicionales de estas fechas: los buñuelos de viento y los huesos de santo. En muchos hogares, el primero de noviembre no solo se celebra con flores y recuerdos, sino también con el calor de la cocina, donde la tradición se mezcla con el azúcar y la almendra.

Cada dulce que se prepara en esta fecha es mucho más que una receta: es un gesto de memoria. Los huesos de santo y los buñuelos de viento nos conectan con generaciones pasadas, con esas manos que amasaban y freían al calor del hogar.

Así, entre aromas de almendra, limón y aceite caliente, la festividad de Todos los Santos sigue viva: en las mesas, en los sabores y en la dulzura de recordar. Elaborarlos en casa puede parecer un arte reservado a los reposteros más hábiles, pero en realidad son recetas sencillas, hechas con ingredientes de toda la vida, que solo requieren un poco de mimo y paciencia.

HUESOS DE SANTO

Delicados, dulces y con historia, los huesos de santo son un emblema de estas fechas. Su nombre, tan evocador, se debe a su forma de pequeño cilindro blanco -como un hueso-, relleno de dulce de yema. Una receta que nació en los conventos y que hoy sigue siendo símbolo de devoción, familia y sabor.

Para el mazapán:

  • 200 g de azúcar
  • 100 g de agua
  • 150 g de almendra molida

Para el dulce de yema:

  • 100 g de azúcar
  • 50 g de agua
  • 4 yemas de huevo

Así se hace:

El mazapán. En un cazo, prepara un almíbar fuerte con el azúcar y el agua. Añade la almendra molida y remueve enérgicamente hasta formar una pasta. Deja enfriar mientras preparas el relleno.

El dulce de yema. Haz otro almíbar con el azúcar y el agua. Bate las yemas y, poco a poco, añade el almíbar sin dejar de remover. Vuelve a ponerlo al baño María hasta que espese, sin que llegue a hervir. Deja enfriar.

Montaje. Amasa el mazapán y estíralo sobre una superficie espolvoreada con azúcar glas. Corta tiras de unos 4 cm, luego cuadrados, y enrolla cada uno sobre un palito fino para formar los cilindros. Retira el palito, deja secar y rellena con el dulce de yema.

Un dulce que, más allá del sabor, guarda el alma de una fecha: un homenaje azucarado a quienes nos precedieron.

BUÑUELOS DE VIENTO

Esponjosos, dorados y tentadores, los buñuelos de viento llenan las casas de olor a fiesta. Su ligereza les da nombre: parecen inflarse solos al freírse, como si el aire festivo de Todos los Santos los hiciera bailar en el aceite caliente.

Ingredientes:

  • 200 g de harina
  • 100 g de azúcar
  • 2 huevos
  • 25 g de mantequilla
  • ½ sobre de levadura
  • Ralladura de 1 limón
  • 1 pizca de sal
  • ½ vasito de vino blanco
  • Aceite de oliva para freír

Preparación:

  1. En un recipiente hondo, mezcla los huevos, el azúcar, la sal, la ralladura de limón y la mantequilla.
  2. Añade la harina mezclada con la levadura y el vino blanco. Remueve con energía hasta obtener una masa densa y uniforme.
  3. Calienta abundante aceite y fríe cucharaditas de masa hasta que los buñuelos estén dorados por todos lados.
  4. Escúrrelos sobre papel absorbente y rebózalos en azúcar.
  5. Una vez fríos, puedes rellenarlos al gusto: crema pastelera, nata, chocolate o simplemente disfrutarlos tal cual.

OTROS

Estos son los dulces más típicos aunque en Salamanca, y también en otros muchos lugares, hay otras elaboraciones tradicionales o comidas que también se asocian a esas fechas o a ese tiempo otoñal. Es el caso de los calbotes o castañas asadas, acompañadas de anís o vino, típicas del 'Día de los Calbotes', que se celebra en muchos pueblos salmantinos el 1 de noviembre, especialmente en la zona de la Sierra de Francia.

Y al margen están los platos otoñales tradicionales de cuchara como el cocido, los callos con garbanzos, las lentejas estofadas, las patatas meneás o la chanfaina. Eso sin olvidar las setas cuya temporada acaba de comenzar. 

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