La plaza presentó un casi lleno en los tendidos y un gran ambiente para celebrar la corrida en honor a la Virgen del Castañar. Se lidiaron toros y novillos de Vellosino, y los tres actuantes -Damián Castaño, Manuel Diosleguarde y el novillero Julio Norte-, salieron en hombros tras dejar una tarde marcada por la entrega y el orgullo de torear en casa.

Damián Castaño se sobrepuso a una fuerte voltereta en su primero, firmando una faena de raza y conexión con los tendidos, que quedó sin premio por el fallo con los aceros. En su segundo, pese a que el toro se partió un pitón y quedó muy mermado, tiró de tesón y firmeza para cuajar una labor de mérito. Una estocada efectiva le permitió pasear dos orejas.

Por su parte, Manuel Diosleguarde mostró madurez y rotundidad desde el principio. Su primer toro lo entendió a la perfección, construyendo una faena estructurada y ligada, rubricada con una gran estocada que le abrió la puerta de dos orejas. En el segundo de su lote, la escasa fuerza del astado le obligó a tirar de recursos, brillando al natural y en un intenso final en cercanías. Sin embargo, la espada le jugó una mala pasada y todo quedó en silencio tras aviso.

El novillero Julio Norte volvió a conquistar al público con su frescura y disposición. Ante un novillo justo de fuerzas, toreó con suavidad y temple, rematando de rodillas en un emotivo final que le valió cortar dos orejas y rabo. En su segundo, mantuvo el mismo concepto de suavidad y emoción, aunque el fallo con la espada le privó de mayor premio, quedando su labor en silencio.

En definitiva, una tarde de orgullo charro, donde los tres actuantes dieron todo en el ruedo y el público disfrutó de una celebración muy especial en Béjar.