El homenaje se celebrará en el descanso del duelo ante Estudiantes, en un Würzburg rebautizado como Silvia Domínguez, símbolo absoluto de la mayor leyenda del club
Silvia, de corazón
Germán Rubio, director de comunicación y responsable de prensa de Perfumerías Avenida
En el mundo del deporte, y casi diría que para cualquier cosa en la vida, deberíamos guiarnos por la máxima "hazlo de corazón o mejor no lo hagas". Lo realmente complicado es encontrar casos en los que, sobrados y sobradas de talento, le aplican a lo que hacen el corazón. Silvia es y ha sido de ese tipo, del que podrían haberse paseado por las pistas derrochando calidad como si no costara, pero decidió hacerlo derrochando corazón.
Sólo cuando aplicas esa dosis de 'corazón' de demostrar a diario que no estás de paso, que cada día cuenta, que te importa lo que haces y cómo lo haces cada minuto de tu vida, salen carreras como la de Silvia que traspasan los números y se convierten en LEGADO o, como el caso de la pequeña capitana de Avenida, en PATRIMONIO de todo un club, de toda una afición, de toda una ciudad, de todo el baloncesto.
No, no se equivoquen: corazón no es gritar más que nadie, muchas veces no es ni levantar un ápice la voz, ni siquiera es correr como 'pollo sin cabeza' para demostrar tu esfuerzo. Corazón no es sonreír más que nadie para agradar al desconocido, corazón no perseguir el 'gustar' (o el 'like' fácil). Corazón es que te den 'like' en a toda una vida, a una manera de hacer las cosas, no a un instante. Corazón es que tu esfuerzo siempre tenga un fin. Corazón es hablar y convencer cada vez que lo haces, con sosiego y razón. Ese es el tipo de liderazgo de Silvia Domínguez, seguramente poco contemporáneo para una época de superficialidad extrema, pero del que deja poso.
Trabajar junto a Silvia, vivir muchos momentos cada temporada a su lado, supone estar en presencia de la exigencia, del detallismo, de la inteligencia dentro y fuera de la pista, de la humildad. Muchas veces no se necesita ser grande para parecer una gigante, sólo hace falta que tu corazón lo sea.







