El Hospital Universitario de Salamanca se ha convertido en el centro de referencia en Castilla y León para la aplicación de la tecnología HIFU (Ultrasonido Focalizado de Alta Intensidad), una innovadora técnica no invasiva que está cambiando radicalmente la vida de muchos pacientes con temblor esencial y parkinson. La incorporación de este equipo ha supuesto una inversión de tres millones de euros por parte del Gobierno autonómico, y forma parte de una estrategia de sanidad pública orientada a la excelencia tecnológica y humana.

El doctor Guilherme Carvalho, neurólogo del hospital y uno de los principales responsables del procedimiento, explica que "esta técnica se realiza en el hospital todos los lunes. Por el momento hacemos dos pacientes al día. La mayoría provienen de la provincia de Salamanca, aunque aproximadamente un 20% llegan de otros hospitales de la comunidad, y ya hemos valorado incluso una solicitud de Extremadura".

El equipo multidisciplinar que hace posible este tratamiento está compuesto por neurólogos, neurocirujanos, radiólogos, técnicos en diagnóstico por imagen y enfermería especializada. Todos ellos trabajan en red con otros hospitales de la Comunidad para identificar candidatos idóneos, sin importar su lugar de procedencia. Hasta ahora, cuatro pacientes de diferentes provincias han sido tratados con éxito.

"Con esto nos dicen que les devolvemos la vida. Para nosotros, como médicos, es muy gratificante"

Así funciona el HIFU: precisión sin bisturí

La técnica HIFU se basa en aplicar ultrasonidos de alta intensidad, guiados por resonancia magnética, para tratar zonas específicas del cerebro sin cirugía abierta. En Salamanca, actualmente se utiliza en casos de temblor esencial y parkinson. "Aunque el HIFU también se puede emplear para el dolor neuropático, la neuralgia del trigémino o algunas distonías, el equipo está centrado por ahora en el tratamiento del temblor esencial, que representa la mayoría de los casos".

"Los pacientes con temblor esencial deben haber probado al menos dos fármacos sin éxito, y su temblor tiene que ser discapacitante en su vida diaria. Ese es el criterio clínico", explica Carbayo. "Luego hay un segundo filtro radiológico, que no depende de nosotros. Se hace un TAC y si el grosor del cráneo permite que los ultrasonidos pasen, entonces el paciente es candidato. Pero alrededor de un 30% no lo son por esta razón".

"La mejoría del temblor ha sido del 92%. A la semana todos estaban mejor y al mes, asintomáticos"

Menos de tres horas, sin ingreso prolongado

El proceso comienza en la consulta de neurología. "Tanto si son de Salamanca como si vienen de fuera, ese mismo día les hacemos el TAC, la resonancia y les pasamos escalas de calidad de vida y gravedad del temblor. Si son candidatos, los ve el neurocirujano. Si también lo aprueba, entran en la lista de espera quirúrgica", detalla el especialista.

El ingreso se produce el domingo por la tarde. El lunes por la mañana, en la sala de resonancia magnética, comienza el procedimiento con anestesia local. "Se coloca el marco de estereotaxia en la cabeza del paciente. Luego entra el radiólogo, que ya tiene planificada la resonancia y la diana. El neurocirujano verifica la diana y ajusta las coordenadas para que los ultrasonidos vayan exactamente al punto que queremos tratar".

"Se va aumentando la potencia de los ultrasonidos para subir la temperatura. A bajas temperaturas, el efecto es reversible, pero cuando llegamos a 60 grados se hace una lesión irreversible. Si comprobamos que ha desaparecido el temblor, entonces consolidamos la lesión definitiva. Al terminar, hacemos una resonancia para confirmar que todo ha salido bien. Luego el paciente sube a planta y se va a casa al día siguiente".

El tratamiento ha ido mejorando con el tiempo. "Cuando empezamos, tardábamos toda la mañana, unas 4 o 5 horas. Ahora hacemos el proceso en dos o dos horas y media. El equipo está más rodado. Empezamos con un paciente al día, ahora ya hacemos dos".

Desde que se inició el programa, se han valorado más de cien pacientes. "Hoy hemos tratado al paciente número 21. Unos 40 están pendientes de cirugía. El resto no eran candidatos por el grosor del cráneo o no aceptaron el tratamiento", comenta el neurólogo.

Un primer estudio estadístico con los 14 primeros tratados reveló una media de edad de 68 años, aunque se han tratado pacientes desde los 40 hasta los 80 años. "La mejoría del temblor ha sido del 92%. El 80% ha tenido efectos secundarios leves, como dolor por la colocación del marco o presión en la cabeza, pero ninguno ha tenido efectos graves. A la semana todos estaban mejor y al mes, asintomáticos".

Pero más allá de los datos clínicos, están las historias humanas. "Muchos salen llorando de emoción. Llevaban 20 años con temblor, sin poder pintarse los labios o los ojos. Ahora pueden hacerlo todo. Vienen al mes a revisión y nos lo agradecen muchísimo". Carbayo destaca que "los fármacos actuales mejoran un 40% el temblor, pero tienen efectos adversos como inestabilidad al andar, bradicardia o hipotensión. Muchos no los toleran. Con esto nos dicen que les devolvemos la vida. Para nosotros, como médicos, es muy gratificante".

"En unos años, estoy seguro de que el HIFU estará por encima de la estimulación cerebral profunda"

El HIFU frente al parkinson: una opción menos invasiva

"En el parkinson la estimulación cerebral profunda es más eficaz en general, porque mejora también la rigidez y la lentitud de movimientos, no solo el temblor. Por eso hay menos candidatos al HIFU. Pero muchos lo prefieren porque no tienen que entrar en quirófano". 

Aunque la estimulación cerebral profunda sigue siendo la técnica de elección en pacientes menores de 70 años, el HIFU es menos invasivo y con menos complicaciones intraquirúrgicas. "Ambas técnicas están disponibles en este hospital. Si el paciente tiene más de 70 años, solo es candidato al HIFU. Pero en unos años, estoy seguro de que el HIFU estará por encima de la estimulación".

Así, el Hospital de Salamanca lidera una revolución silenciosa en el tratamiento del temblor. Cada lunes, dos pacientes reciben una nueva oportunidad para recuperar la calidad de vida que creían perdida, gracias a una tecnología puntera y a un equipo médico comprometido con la innovación y el cuidado humano.