El conjunto salmantino reaccionó tras un complicado segundo cuarto y dominó la segunda mitad con autoridad (68-81)
La afición se reconcilia con el Salamanca UDS gracias a la figura de Jorge García
El equipo cayó ante un Pontevedra que se coloca más cerca del ascenso a Primera RFEF, pero la salida de Rafa Dueñas ha supuesto un cambio en el ambiente
El Salamanca UDS regresaba al estadio Helmántico y lo hacía con un cambio trascendental: Jorge García se sentaba en el banquillo local en lugar de Rafa Dueñas. El salmantino fue el escogido tras el paso al lado del mexicano y era la gran novedad de cara a un domingo complicado en el terreno de juego.
Los charros recibían a un Pontevedra que, en caso de ganar y un tropiezo del Numancia, podía celebrar en el verde su ascenso a Primera RFEF. Podía ser una fiesta para los visitantes y se confirmó rápido con los tantos de Samu Mayo y Alejandro González en el primer tiempo. Todo estaba decidido y el resultado no acompañaba.
Sin embargo, el ambiente en el campo salmantino fue diferente desde el primer instante. A pesar de los cánticos de 'Lovato, vete ya' o 'Dueñas, vete ya', unas frases que no han dejado de resonar con fuerza durante los últimos meses, la figura de Jorge García despertó esperanzas y renovó las ilusiones en la grada.
No salió cara en el terreno de juego ante el Pontevedra aunque Rubén de Tomás hizo soñar gracias al 1-2 en el 84'. El cuadro de Yago Iglesias acabó celebrando incluso el 1-3 de Rufo nada más encajar el golpe, si bien el ambiente tóxico alrededor del Salamanca UDS de semanas anteriores pareció haber desaparecido para dejar paso a una nueva era en torno a Jorge García.
El equipo de Bellido, irregular en ataque pero firme atrás en la segunda mitad, resolvió un duelo más complejo de lo previsto gracias al liderazgo de Garrido (80-63)
Un inicio arrollador, el talento de Mini Súper y la fiabilidad de José sellan una victoria convincente en el Alfonso San Casto
Un gol de Keita antes del descanso decide un duelo intenso ante un Diocesanos que nunca logró incomodar del todo








