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Hugo y Lucía, los nombres infantiles que gobiernan Salamanca con mano de hierro

Un informe del INE refleja el cambio de modas respecto a los nombres: ni Laura ni Javier están entre los 20 nombres más puestos a los chavales nacidos esta década

Hugo y Lucía, los nombres infantiles que gobiernan Salamanca con mano de hierro
Daniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
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Si vamos a una clase de preescolar y llamamos a Hugo, Mateo, Lucas, Lucía, Valeria o Vega es probable que algún crío levante la vista. Son los seis nombres, tres de niño y tres de niña, más populares de Salamanca durante esta década de los años 20 del siglo XXI. 

El Instituto Nacional de Estadística ha recopilado la lista de apelativos más usados en cada provincia del país y también los ha segmentado por décadas de nacimiento, plasmando de un sólo vistazo la evolución de la sociedad española. Algunos nombres prácticamente han desaparecido, otros aguantan año tras año y otros resurgen y se hunden.

Volviendo al presente, hay 29,6 'hugos' por cada 1.000 nacimientos en esta década; otros 27,4 'mateos' y 25,2 'lucas'. En el capítulo de niñas, hay 33,5 'lucias' por cada 1.000 partos; 28,8 'valerias' y 27,2 'vegas'. 

Hugo ya fue el nombre más común entre los niños nacidos la década pasada, pero hay que destacar la tiranía de las Lucías, que dura ya 20 años: estaban en el puesto 12 en los años 90, se auparon al primer lugar en la década de los 2000, al estrenar el siglo XXI, y se mantienen en lo más alto 24 años después.

Otros apelativos comunes y que parecían eternos, como María, han seguido el camino inverso: en los años 90 se ponían a 48 niñas de cada 1.000 y en la actualidad solamente a 11. Las 'lauras' directamente han desaparecido del mapa. Fue el segundo apelativo más puesto en los 90 y el cuarto en los 2000, pero hoy no figura ni entre los veinte primeros.

El caso más parecido entre los niños es Javier, que del primer lugar del podio en los 90 ha pasado a estar fuera de la lista de los más habituales hoy en día. Y lo mismo sucede con los nombres compuestos, porque no hay ninguno entre los más comunes, ni de niños ni de niñas.