El convento de Las Úrsulas mantiene el ritmo de trabajo de las obras de recuperación y, según explican desde la Junta de Castilla y León, cumplirán el plazo previsto y estarán terminadas "a mediados de 2022". Las intervenciones comenzaron en 2021 y "avanzan a buen ritmo, conforme a la planificación establecida".

El origen de esta obra se remonta a 2015, cuando se encargó un estudio sobre el estado del edificio. El informe concluyó que había que acometer un refuerzo estructural de carácter preventivo en varios puntos del edificio (torreón, contrafuertes, cresterías...). Los trabajos comenzaron mucho más tarde pero ya enfilan sus últimos meses. A día de hoy, según la Junta "están terminadas las obras de la cubierta de la nave, donde se ha actuado sobre la estructura, respetando la armadura original e incorporando las piezas necesarias para su correcto comportamiento estructural". También han renovado la impermeabilización y la cobertura de teja "manteniendo la mayor parte de la teja existente" e instalado una pasarela "para facilitar futuras labores de inspección y mantenimiento".

El torreón es la parte más reconocible del edificio y la Junta interviene en dos espacios distintos: el forjado de suelo que soporta la terraza y la estructura de la cubierta propiamente dicha. En cuanto al forjado, ya se ha nivelado y reforzado su estructura, pero aún restan por acometer obras en la cubierta del torreón: han saneado la estructura de madera que la sostiene y ahora mismo están impermeabilizándola y cubriéndola con tablas y con tejas. A mayores de estas dos grandes actuaciones, la Junta ya ha limpiado y saneado la crstería decorativa. 

Últimos remates

Finalmente, la intervención en el contrafuerte de la fachada sur acaba de empezar: aquí hay que cerrar la grieta usando varillas de acero, mortero y cal y también atirantar el arco mayor anclándolo a dos contrafuertes y a los muros exteriores del edificio. "Con ello se prevé estabilizar los empujes del arco y junto al resto de actuaciones, corregir y mejorar su comportamiento estructural", explican desde la Junta.

Para prevenir males mayores en el futuro, la Junta ha colocado cuatro fisurómetros y dos clinómetros (para medir ángulos) en varios puntos críticos del templo. Estos instrumentos de precisión "monitorizan permanentemente el edificio y permitirán conocer la existencia de movimientos en sus fábricas y la eficacia de las actuaciones realizadas, una vez finalizadas las obras, así como la prevención de futuras lesiones". Las obras aún no han acabado y los equipos técnicos se instalaron hace "poco tiempo", por lo que aún no hay evidencias de si el edificio sigue sufriendo problemas estructurales o ya se han corregido.