Además del presupuesto, el pleno valida el plan estratégico de subvenciones para los dos próximos años y la RPT de los organismos autónomos
De Perú al mundo rural salmantino para predicar la fe y salvaguardar los templos
Cristhian Rojas, de 29 años, atiende cinco parroquias desde hace tres meses que llegó desde su país natal y reconoce sentirse "muy a gusto" en Salamanca
Llegó desde Perú hace apenas tres meses y, sin embargo, en los cinco pueblos que atiende en la Sierra de Francia ya le reciben con abrazos y palabras de cariño. Cristhian Alexis Rojas, miembro de los Oblatos de San José, tiene 29 años y acompaña sus primeras parroquias como sacerdote en un entorno rural donde la fe se vive con sencillez y una cercanía que deja huella.
Atiende cinco comunidades —Tornadizo, San Miguel de Valero, San Esteban de la Sierra, Santibáñez de la Sierra y Valero— que describe como "muy bonitas" y profundamente acogedoras. "La gente vive la fe muy devotamente y muy cercanos, siempre nos tienen presentes", reconoce. Para él, que estrena ministerio en estas tierras, la experiencia está siendo especialmente significativa, no solo por el paisaje y el ritmo de los pueblos, sino por el trato humano y familiar que ha encontrado desde el primer día.
Esa cercanía se percibe también en el cuidado de los templos. En cada localidad, son las mujeres del pueblo quienes los mantienen como si fueran su propia casa: los limpian, colocan flores a las imágenes y, en algunos casos, han donado incluso enseres para el servicio de la iglesia. Cuando Cristhian llega a celebrar la eucaristía, todo está preparado: el altar dispuesto y las estufas encendidas con tiempo para templar el frío del invierno. Son gestos sencillos que hablan de una fe vivida, cuidada y compartida.
Una vida en comunidad
Su labor pastoral se desarrolla en comunidad, reside en la casa parroquial de Linares de Riofrío junto a otros dos religiosos Oblatos de San José, Juan y Abel. Juan es el superior de la comunidad y, entre los tres, atienden un total de 16 pueblos de la Sierra de Francia. Comparten la misión, la oración y la vida fraterna, y compatibilizan esta intensa tarea parroquial con sus estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca.
La presencia de los Oblatos de San José en la Diócesis de Salamanca se remonta al año 2012, cuando la congregación abrió su primera casa en España en Linares de Riofrío. Desde entonces, su misión se ha ido consolidando en el ámbito rural, colaborando en la vida parroquial y en el Arciprestazgo de la Peña de Francia, con una presencia discreta, constante y profundamente humana.
Hoy, más de una década después, esa historia continúa escribiéndose en los pueblos de la Sierra de Francia. Una Iglesia que camina despacio, al ritmo de la gente; que se deja cuidar por sus comunidades y que, al mismo tiempo, acompaña, escucha y sostiene. Una presencia sencilla que, sin hacer ruido, sigue sembrando esperanza en lo cotidiano. Ya son muchos los Oblatos de San José que por estas parroquias han pasado y han dejado su huella para siempre.








