Las Eras de Monsagro, reconocidas como BIC por su relevancia patrimonial y etnográfica

El conjunto, documentado desde el siglo XVIII, está formado por más de treinta eras empedradas adaptadas al relieve del monte hacia el río Agadón

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Las Eras de Monsagro, reconocidas como BIC por su relevancia patrimonial y etnográfica
Eras de Monsagro
El autor esIsabel Andrés Rodríguez
Isabel Andrés Rodríguez
Lectura estimada: 2 min.

El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León ha aprobado la declaración de las Eras de Monsagro como Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Etnológico. En este sentido, se delimita un área protegida, atendiendo a la implantación en el territorio de estos bienes, todos de titularidad pública municipal, con el objetivo de garantizar su protección material.

Como en tantas localidades de Castilla y León, el modo de vida de sus habitantes se basó tradicionalmente en una agricultura de subsistencia, sustentada en producciones agrícolas, sobre todo cereales y legumbres, así como pastos para sus ganados. Una forma de vida que ha dejado sus eras circulares empedradas, presentes en otras localidades de Castilla y León, pero que, por su número y configuración, aquí tienen un carácter singular. 

El conjunto, cuya existencia documentada se remonta al siglo XVIII, lo constituyen una treintena de eras circulares, empedradas con lanchas y lajas de piedra. Se rodean por muros de piedra en seco que están rematados con otras lanchas que se colocan en un sentido diagonal, con la mayor abertura hacia lo alto, con el fin de que la mies no rebasara el límite de la era. Las eras se ubican junto al pueblo, en su parte baja, y se adaptan al relieve descendente del monte hacia el río Agadón. De este modo, unas se van sobreponiendo sobre otras, de manera escalonada. 

Su función ha sido la de realizar la trilla del cereal, así como la limpia y separación del grano de la paja, antes del almacenamiento en la propia casa familiar de cada campesino. La última vez que se usaron para este fin fue en 1998. En cuanto a su propiedad, el terreno en el que se ubican es de titularidad municipal, pero con derecho de uso de los vecinos, que se heredaba de una generación a otra. Esta implicación de toda la vecindad es, probablemente, una de las razones por las que las eras se han conservado con un alto grado de autenticidad.

A este bien etnográfico se unen otras manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial como el llamado Día de la Trilla, promovido desde hace unos años por el Ayuntamiento, en el que se rememoran las actividades del pasado que tenían lugar en las eras.

"Desde el punto de vista etnológico, las Eras de Monsagro son un reflejo de la identidad social y cultural del mundo rural y constituye un testimonio excepcional de las formas de vida de nuestros antepasados hasta hace pocas décadas. Son muestra de la antropización del medio natural, de la adaptación del hombre a un entorno del que extraía, con esfuerzo y sabiduría, lo necesario para vivir. El uso de la piedra y la tierra, trabajadas con sencillez y belleza, ha creado este conjunto cuya protección y conservación es imprescindible para su conocimiento por parte de las generaciones futuras", han explicado desde la Junta.

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