El golpe de timón en la Cámara de Comercio de Salamanca ya es un hecho. Tal y como adelantó Tribuna de Salamanca, Benjamín Crespo ha anunciado este lunes a primera hora su dimisión, justificando su decisión con la escueta explicación de que "es el momento de abrir nueva etapa", para después pasar a glosar un breve balance para una trayectoria de nueve años.

Una salida que, más allá de lo personal, evidencia las maniobras internas que desde hace meses se venían fraguando en la institución cameral y que confirman la teoría de quienes lo consideraban un 'presidente de paja'.

La operación, cuidadosamente preparada, tendrá un nuevo capítulo esta misma semana -posiblemente el miércoles-, con la celebración de un pleno extraordinario en el que se persigue situar de manera interina en la presidencia a otro miembro de la Junta.

Todas las fuentes internas señalan a Alberto Díaz San Miguel, actual vocal de la Cámara, como el elegido para ocupar el cargo provisionalmente. Este interinato no es casual: serviría como trampolín para reforzar su figura y proyectarlo como candidato a la presidencia electa en los comicios previstos para 2026.

El movimiento, sin embargo, no llega libre de polémica. Díaz San Miguel ostenta actualmente la vicepresidencia primera y la Tesorería de CES (Confederación de Empresarios de Salamanca), una organización que mantiene un enfrentamiento abierto con CEOE Cepyme Salamanca por la representatividad empresarial en la provincia. Su llegada a la presidencia de la Cámara supondría trasladar esa batalla a una institución clave para el tejido económico salmantino, con el consiguiente riesgo de tensiones añadidas.