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Aproximación histórica a los orígenes y evolución de la actual Yecla de Yeltes
Julio Darío Martín García, Catedrático de Historia, Licenciado y Doctor en Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid
Llorente Maldonado, Antonio: 'Toponimia Salmantina', dice que el nombre Yecla es un topónimo prerromano, Hecula, Ecula, cuya filiación completa no está clara (preindoeuropea, protoindoeuropea, céltica). En la documentación medieval del siglo XII se denomina Ecla, a finales del XIII, Ecra, en el censo de 1528, Yecla. Finalmente, el 2- 7- 1916, la Gaceta de Madrid publicaba un Real Decreto de 27 de junio, emitido por el Gobierno del Conde de Romanones por el que se modificaba el nombre de 570 municipios españoles para distinguirlos de otros homónimos Yecla pasó a llamarse de Yeltes, al igual que Villavieja, Martín del Río Y Santa Olalla. Llorente considera probable el origen preindoeuropeo del hidrónimo Yeltes.
¿Cuándo se abandona el Castro vetón y surge la Yecla actual?, no lo sabemos con exactitud. Su origen es incierto, aunque quizá estuvo estrechamente relacionado con la repoblación. Según Ángel García Barrios: 'Repoblación de la zona meridional del Duero', en el reinado de Fernando II, hacia 1161, las tierras de Ledesma y Ciudad Rodrigo serian repobladas con gentes de procedencia del Reino de León, principalmente, de Zamora, Galicia, Asturias y también de Portugal. La rivalidad entre León y Castilla no favorecía la llegada de gentes de esta procedencia Los topónimos de origen vasco navarro no aparecen en los alfoces de estas dos poblaciones.
También, en el Siglo XII, los obispados de Salamanca y Zamora se disputan el dominio de estos territorios, lo que conllevó la mediación del papa Alejandro III. El acuerdo final implicó que el obispo zamorano entregó al salmantino, en 1185, entre otras, 'illas alias ecclesias que sunt ultra Tormes, scilicet, Ecla, Encinasola, Barrochopardo, Saldania, quas eo tempore Zamorensis ecclesia possidebat'.
En 1188, el rey Alfonso IX donaba Ecla al arzobispo de Santiago y se convertía en un señorío. El recuerdo de este evento está presente aún en el 'Libro de los lugares y aldeas del Obispado de Salamanca', escrito siglos después, a comienzos del XVII, donde se dice que Ecla es una de las villas "que se dieron al obispado de Salamanca de Santiago de Galicia"; no obstante, Yecla continuó perteneciendo al territorio de la diócesis salmantina y al arcedianato de Ledesma desde mediados del siglo XIII. Además, es llamada Ecra en el Libro de Préstamos de la catedral, de 1265. En esta situación permanecería hasta mediados del Siglo XV. En Románico Digital vemos: "Ya a fines de la Edad Media el lugar parece haber pasado de manos eclesiásticas a laicas, aunque la tutela señorial parece ser una constante a lo largo de su historia; a mediados del XV era propiedad de Nuño Martínez de Villasánen".
Efectivamente, en esta línea de dependencia, descubrimos que, en el censo de los pecheros de 1528, Yecla figura, otra vez, adscrita al señorío del arzobispo de Santiago, juntamente con Vilvestre y Palacios del Arzobispo. La misma posición se mantiene en el censo de 1591. Y, en este cambiante proceso, en el Catastro del Marques de Ensenada de 1750, el señorío le detenta el Mayorazgo de los Centenos que goza don Miguel de Zanes y Zenteno con pago de 40 reales y 17 maravedís de vellón. Este itinerario de señorío seguiría hasta la extinción del régimen señorial en los años 1811, 1823 y 1837.
La Peste Negra de 1348 afectaría negativamente el proceso demográfico. En la guerra civil habida entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, Yecla se decantó por el bando isabelino, sufriendo los problemas inherentes a toda guerra civil. En el Censo de 1528, Yecla contaba con 330 vecinos y en el de 1591 con 249. Los censos del siglo XVII carecen de la mínima fiabilidad, dando cifras incompletas.
En el Censo de 1752 se computan 138 vecinos. Según su oficio y calificación o renta figuran: 3 herreros con una renta de 2 reales diarios, un sastre con renta de 2 reales, 7 tejedores con renta de 5 reales, 1 zapatero con renta de 3 reales, 103 labradores con renta de 2 reales diarios y 29 jornaleros con renta de 2 reales. La profesión mejor pagada era la de los tejedores, seguida por la de zapatero.
El Censo del Conde Aranda de 1768 puede considerarse el primer censo moderno. La demografía aparece contabilizada ya por habitantes. Yecla alcanza 672, de los cuales, 359 son varones y 313 hembras. Basándonos en estos datos, con un análisis limitado hasta el Siglo XVIII, podríamos establecer que en 1528 la población de Yecla de Yeltes alcanzaría la cota más alta de toda su historia; los 330 vecinos serían aproximadamente 1320 habitantes. El Censo 1591 arroja una caída muy significativa de un 24,5%. Bastante mayor es el colapso de 1752, con una muy pequeña recuperación en 1768. No es fácil explicar la drástica pérdida de población. El ser de un señorío cambiante aparece como un factor a tener en cuenta. El desallo de Vitigudino, tan próximo, le restaría población. Por otra parte hay que tener en cuenta la crisis general del país en esta época, sobre todo, en el siglo XVII, con los Austrias Menores.
La ausencia de censos fiables en el siglo XVII, se encuentra, en parte, paliada por los datos demográficos del ya citado 'Libro de los lugares y aldeas del Obispado de Salamanca'. Yecla alcanza los 200 vecinos, es decir 800 habitantes, cifra totalmente fiable. Dos enviados por el Obispado de Salamanca visitaron todos los pueblos de la provincia y elaboraron un meticuloso informe en un periodo que va de 1604 a 1629. Citan cinco Ermitas, además de las tres hoy existentes, la de Santa Marina y la de Santa Catalina, que ya han desaparecido en 1750; también rememoran un hospital caído.
En el Catastro del Marques de Ensenada encontramos que el término de extiende de levante a poniente una legua, y de norte a sur otra legua, aproximadamente. Entre los bienes comunales destaca la Dehesa del Voral con 800 fanegas de tierra para trigo y centeno, tres prados cercados, encinas y robles. Entre los frutos que se recogen destaca el centeno, en primer lugar, trigo, cebada, garbanzos, lino, miel con 52 pies, cera, lana, leche y queso. La ganadería lanar, equina y de vacuno. Esta, principalmente, para las labores agrícolas, con preferencia a la equina. Tomando como base este Catastro, José Luis de las Heras y Carlos García:'Mapa agrario de la provincia de Salamanca. Siglo XVIII', han elaborado un estudio. De él, en relación a Yecla de Yeltes, destacamos el atraso en las técnicas de cultivo de los cereales. El sistema totalmente predominante era el de tres hojas, sembrando, solamente, un tercio de la tierra y los otros dos tercios quedan exentos de cultivo. Escasez de abonos, solo el de origen animal, una roturación de la tierra muy superficial y, por tanto, una baja producción.
En el Siglo XIX entramos en la era de los censos modernos. Según el diccionario de Pascual Madoz, Yecla tiene 181 vecinos y 692 habitantes. 180 casas de mala distribución interior, una plaza y calles irregulares, mal empedradas y sucias. Escuela de instrucción primaria concurrida por 50 niños. Tiene en sus márgenes algunos molinos harineros y un batán. El término es de secano, llano y medianamente fértil. Con una dehesa o pequeño monte de encinas. Poco trigo, centeno, cebada, patatas, pastos, bellotas. Ganado vacuno y lanar y caza menor. Hay varias fábricas de sayales, mantas bastas, costales, lienzos y estopa ordinaria. Riqueza de producción 1.044.056 reales. Impuestos 51.576. Presupuesto municipal 4000 reales que se cubren con el producto de una dehesa y otros bienes de propios.
En referencia a la enseñanza primaria de Yecla, según Yanick Iglesias Philippot en ¡Presentación de unos Documentos sobre las escuelas de la ciudad y provincia de Salamanca (1820-21)', se ve que en muchos pueblos, si bien hay alguien que sabe firmar mal, en otros no hay nadie que tenga esta habilidad. En un Censo realizado en 1820, nos dice que en Salamanca hay 132 pueblos con escuela, entre ellos Yecla. En 1850, según Madoz, 50 niños asisten a la escuela a cargo de un maestro.
Una localidad como Yecla, con más de 500 habitantes, tenía derecho a una escuela elemental completa. La enseñanza se limita a leer, escribir, las cuatro reglas, el Catecismo del Padre Ripalda, la Historia Sagrada de Fleuri y unas muy mínimas nociones de Gramática, Geografía e Historia de España. Unos años después, aparecerán las escuelas de las niñas, que incluían, también, la enseñanza de labores.
La formación de estos maestros era deficiente, aunque superior a los de las escuelas incompletas. Incluso, en el ámbito rural había maestros sin titulación oficial. En la provincia de Salamanca el 39,4% de los maestros no eran titulares. El Plan de Escuelas de 1825 confiere a estos maestros rurales un salario de 1100 reales; este mismo sueldo señala la Ley de 21 de julio de 1838. Finalmente, la mítica Ley de Moyano de 1857 no soluciona el problema al no concretar cantidad alguna en su artículo 153. El pluriempleo es básico para poder subsistir. El gran pedagogo, Padre Manjón, describe los oficios del maestro de su pueblo, Sargentes de Lora de Burgos: además de Maestro, "Sacristán, Cantor, Campanero, Relojero, Barbero, Carpintero, Cazador, Pescador, Secretario, Amanuense y Lector de familias y soldados y el Factótum del pueblo; todo con letras mayúsculas y minúsculas retribuciones".
El Estado liberal pontifica la gran importancia de la enseñanza primaria, legisla, pero carga los emolumentos del maestro a los ayuntamientos y estos a los padres de los alumnos, y todos obvian y hacen dejación de sus funciones, en mayor o menor escala. Finalmente, bajo el gobierno liberal del Conde de Romanones, el R.D. 26.10.1901, Art.10, dice textualmente: 'Los sueldos de los maestros de las escuelas públicas de primera enseñanza se satisfarán por el Estado'. En 1900 aparece el Ministerio de Instrucción Pública. Son pasos importantes, sí, pero insuficientes quedando todavía una muy larga travesía en el S. XX, hasta los años setenta. Ahora nos explicamos cómo se expande en este siglo XIX el dicho proverbial: "pasar más hambre que un maestro de escuela".
Volviendo a Madoz, constatamos el avance industrial del país reflejado en Yecla. Cuenta con pequeñas fábricas textiles de calidad básica para el abastecimiento de la localidad. 10 molinos harineros. En la agricultura los avances no son muy significativos, pero ya se populariza el cultivo en gran escala de la patata que aminorará las tradicionales hambrunas. Por lo tanto, a pesar de los desastres de la Guerra de la Independencia y las Carlistas, no debe extrañar el espectacular desarrollo demográfico de la segunda mitad del Siglo XIX. En la misma línea, no hay que obviar los avances sanitarios, con una menor mortalidad. El censo de Yecla de 1857 alcanza un notable incremento, explicable en buena parte, por lo dicho, pero también porque suma, por primera vez, los 112 habitantes de la nueva pedanía de Gema. De los 692 habitantes de 1842 pasará a los 1132 en 1857. A partir de esta fecha, la población se estabiliza, contando en 1897 con 1197.
POBLACIÓN DE YECLA DE YELTES DADA EN HABITANTES
Censo 1528 | Censo 1591 | Censo 1752 | Censo 1768 | Censo 1842 | Censo 1857 | Censo 1897 | Censo 1940 | Censo 1960 | Censo 2001 | Censo 2021 |
1320
|
996 |
652 |
672 |
692 |
1132 |
1197 |
1058 |
907
|
347 |
227 |
La tradicional estructura de la población dedicada a las labores agrícolas y ganaderas se extiende a lo largo de los Siglos XX y XXI. La producción se incrementa a partir de la década de los sesenta con la fertilización del campo por el empleo de abonos. Del mismo modo, el laboreo de las tierras mejora con los tractores y la moderna tecnología. Las unidades ganaderas censadas en 1999 eran 2.009, de ellas, 1.287 de bovino, 519 de ovino, 186 de porcino, 14 de equino y 4 de ave.
En el siglo XX, la demografía continúa estabilizada en la primera mitad, pero en la segunda se inicia una caída, así, en 1960 cuenta con 907 habitantes y en 2001 con 347. Finalmente, en 2021, solo contabiliza 227. Como causas de la despoblación, a parte de la mecanización del campo, debemos señalar que la pequeña industria textil quedó en desuso y no pudo competir con la modernización fabril. Algo similar aconteció con los molinos harineros y los antiguos oficios.
En este ámbito industrial, cabe destacar el fracaso de la explotación de una planta de tratamiento de arsénico en los años 1951-1958. En dicha planta, se procesaban residuos mineros procedentes de las mina de Wolframio de Barruecopardo. El polvo de arsénico obtenido era enviado a Bilbao para su transformación en productos químicos. El número de trabajadores empleados alcanzó relativa importancia en Yecla, alrededor de doce, todos fallecidos ya, con algunas posibles secuelas atribuidas al arsénico, aunque nunca se llegó a investigar el tema. Aún se pueden ver en la zona los hornos que realizaban esta labor y los residuos acumulados que conforman una pequeña colina rojiza.
El 17 de junio de 2018, Día del Mundo Rural, Yecla de Yeltes celebró una jornada de análisis de la despoblación y sus causas, tratando de buscar alternativas: Turismo, cuidado de las personas mayores, la tierra y el campesinado que la alimenta, La PAC, minas de uranio y la artesanía. Entre los ponentes figuraba el prestigioso geógrafo de la USAL, Valentín Cabero, y José Ramón Barrueco.
PEDANÍA DE GEMA
Un breve resumen sobre la pedanía de Gema. Llamada Xema en los documentos medievales y en el Censo de 1528, su origen se remonta al siglo XIV, según Mínguez, José María: 'Historia de Salamanca. II Edad Media'. Su génesis como pueblo se debe a una serie de familias que se asientan en el lugar y construyen una iglesia. En el citado 'Libro de los Lugares y aldeas del Obispado de Salamanca', Gema pertenece al Arcedianazgo y Tierra de Ledesma, y es anejo de la vicaría- arciprestazgo de Guadramiro, al igual que otras varias localidades del entorno; en cambio, Yecla se vincula al Arcedianazgo de Tierra de Salamanca.
Parece que también seria anejo de Guadramiro en lo civil ya que así lo refleja el diccionario de Madoz, en 1850. Sin embargo, creemos que Madoz, tan acertado siempre, aquí no deslindó bien entre lo eclesiástico y lo civil. Si Gema era anejo de Guadramiro, también en lo civil, ¿cómo se explica que en el censo de 1857 figure como anejo de Yecla de Yeltes? Pasaremos a clarificar el tema.
Los gobiernos liberales moderados y progresistas del reinado de Isabel emprenden serias reformas para moderar la anticuada maquinaria administrativa. El 15 de enero de 1845, bajo el gobierno moderado de Narváez, La Gaceta de Madrid publica la 'Ley de Organización y atribuciones de los Ayuntamientos', y en el artículo 70 figura que los ayuntamientos menores de 30 vecinos se agregaran a otros. Pero, será La Ley de 5 de julio de 1856, artículo 26 y siguientes, de los gobiernos del Bienio Progresista de Espartero y ODonnell, la que lleve a cabo la supresión de los pequeños municipios, elevando de 30 a 50 el número mínimo de vecinos Por tanto, todos los poblados menores de 50 vecinos se unieron a otro para facilitar su pervivencia. Fue así como Gema y cientos de pequeños pueblos de toda España perdieron su autonomía. Gema se agregó a Yecla de Yeltes. Queda claro que nunca perteneció a Guadramiro en lo civil y gozó de autonomía hasta 1856.
En lo referente a su población, en el censo de 1528 tiene 18 vecinos, (72 habitantes), en el de 1591, desciende a 13, uno es hidalgo, (52 habitantes) y, en el de 1752, sube a 23, (92 (habitantes). Este último censo nos informa de un herrero y un clérigo. Por el Catastro del Marques de Ensenada sabemos que Gema es Señorío del Duque Alburquerque al que satisfacen con 1704 maravedís, en alcabalas, yantar, martiniega y también un noveno de diezmos por el derecho de tercias. El término se extiende de levante a poniente en media legua y de norte a sur en tres cuartos de legua. El diccionario de Madoz de 1850 le atribuye 28 casas, lo que eleva el número de habitantes a 112, y, lo más interesante, una escuela mixta a la que asisten 20 escolares, niños y niñas. La escuela se halla dotada con 20 fanegas de centeno que deben pagar los padres, cantidad irrisoria que condena al maestro a un pluriempleo. Unos años después, estas escuelas mixtas pasarían a ser regentadas solo por maestras, de una formación bastante precaria.
Por otra parte, Robledo, Ricardo: Historia de Salamanca V. Siglo XX, nos dice que, en 1881, doce vecinos adquirieron por 77.733 pesetas una importante parte de las tierras del pueblo, que pertenecían a los Trespalacios.
En el Censo de 1910 ha subido a 200 habitantes, pero en el 2000 contempla unos pobres 26 y en 221 contaba con 8. En la actualidad, Gema presume de una casa rural. La Iglesia parroquial, dedicada a San Esteban, Siglo XVI, presenta una esbelta torre de sillarejo con dos cuerpos, este último con dos arcos de medio punto.
En su término, a unos 3,5 kilómetros, se encuentra la Fábrica, un molino harinero, que regentaba Tomasa Delgado. Cerró en los años 70 del pasado siglo. En la actualidad se encuentra en estado de abandono, pero antiguamente fue un lugar muy importante para los habitantes tanto de Gema como de los pueblos de alrededor, ya que estaba equipada para molturar en cantidad.
Consta de tres plantas. Los pisos de madera, rotos, en parte, reflejan la huella del tiempo. Aparte del molino, La fábrica consta además de una serie de viviendas y corrales, donde antiguamente habitaban durante todo el año los trabajadores, en número aproximado de siete. A este lugar venían personajes ilustres desde Madrid a veranear.
Finalmente, agradecemos la colaboración de Anacleto Sánchez Manzano, natural de la localidad, Catedrático de Filosofía.
La formación se ha desarrollado durante nueve meses con trabajos prácticos en inmuebles y espacios públicos del municipio
Las ayudas buscan compensar el incremento de los costes de inversión y garantizar servicios públicos básicos en pequeños y medianos municipios
El proyecto fomentará la cooperación tecnológica con el país vecino, la transferencia de conocimiento y el desarrollo de proyectos piloto conjuntos







