El Centro de Estudios Ibéricos (CEI) ha celebrado su 25 aniversario consolidado como un referente de conocimiento, cultura y cooperación transfronteriza entre España y Portugal. El acto central conmemorativo ha tenido lugar en la sede de la Câmara Municipal de Guarda, coincidiendo con el día de la ciudad, y contó con la presencia de autoridades académicas y políticas de ambos países. Entre ellas estuvieron los vicerrectores de las universidades de Salamanca y Coimbra, Matilde Olarte y Delfim Leão; el alcalde de Guarda, Sérgio Costa; y el director del Instituto Politécnico de Guarda, Joaquim Brigas.

Durante la sesión se hizo entrega del Premio Eduardo Lourenço 2025, creado por el CEI en 2004 y dotado con 7.500 euros. El galardón reconoce a personas e instituciones con una trayectoria relevante en el ámbito de la cultura, la ciudadanía y la cooperación ibéricas, en memoria del pensador luso que inspiró la creación del Centro. En su 21ª edición, el premio recayó en el cardenal José Tolentino de Mendonça, distinguido por su figura de pensador ecuménico y su visión de la frontera como 'misterio de encuentro', así como por su defensa del valor de la educación y la palabra para fortalecer los lazos entre territorios.

El aniversario coincidió con el 25 aniversario de la firma del protocolo fundacional del CEI, rubricado el 27 de noviembre de 1999 por la Câmara de Guarda, la Universidad de Coimbra y la Universidad de Salamanca. En el acto intervinieron algunos de los protagonistas de aquella firma histórica, como Enrique Cabero, entonces vicerrector de la USAL; Fernando Jorge Rama Seabra Santos, vicerrector de la Universidad de Coimbra; y Valentín Cabero, catedrático de Geografía de la USAL.

Las intervenciones ofrecieron una mirada retrospectiva a los 25 años de actividad del CEI, marcados por proyectos orientados a la cooperación, la cultura y el conocimiento con el objetivo de avanzar en la equidad social y territorial. Un trabajo que, según destacaron los participantes, ha permitido mantener vivo el legado de Eduardo Lourenço, quien imaginó una frontera más ibérica y dialogante, abierta y vivificante.

La conmemoración finalizó con la entrega de una escultura alusiva al vigésimo quinto aniversario del CEI, símbolo de la continuidad del proyecto y de su compromiso con el diálogo ibérico.