El Ayuntamiento de Salamanca ha intensificado su plan de modernización de la red de abastecimiento de agua con nuevas actuaciones en el barrio de El Rollo. Las obras ya han comenzado e incluyen la renovación de 772 metros de tuberías en las calles Fuengirola, Ferral, Gerona, Mieres, La Coruña, Fontiveros, Madrigal de las Altas Torres, Alicante, Pintor González Ubierna y Orense. La intervención cuenta con un presupuesto de adjudicación de 206.600 euros.

Este proyecto se suma a las mejoras realizadas durante el último año en Chamberí, Pizarrales, Blanco, Chinchibarra, Prosperidad y La Vega, así como en el paseo de la Estación y la calle Gran Capitán. En conjunto, el Consistorio alcanzará este año la renovación de más de 11 kilómetros de canalizaciones en unas 70 calles repartidas entre 10 barrios, con una inversión próxima a los 3,7 millones de euros.

Durante el actual mandato municipal, la renovación comprometida supera ya los 15,6 kilómetros de tuberías en 74 calles, con un gasto acumulado cercano a 4,8 millones de euros. Esta cifra se suma a la inversión realizada durante el mandato anterior, en el que se sustituyeron 21,5 kilómetros en 106 calles, por un importe superior a 8,7 millones de euros.

EL 'MILAGRO' DEL GAP

El avance de estos trabajos está acompañado de una gestión tecnológica clave: el Sistema de Gestión Activa de Presiones (GAP), implantado en 2017. Este sistema ajusta la presión de la red en función de la demanda real, evitando esfuerzos innecesarios en las conducciones y aumentando su vida útil hasta 16 años más.

Desde su puesta en marcha, el GAP ha permitido un ahorro neto superior a 18,8 millones de metros cúbicos de agua, un volumen mayor que el suministro total previsto para Salamanca durante 2024.

Los resultados también se reflejan en el mantenimiento: en 2024 las roturas disminuyeron un 17,4% respecto al año anterior y un 56,1% en comparación con 2017. Durante el primer semestre de 2025, se han registrado solo 49 incidencias, lo que supone un 43% menos que antes de la implantación del sistema.

El funcionamiento del GAP se controla desde la planta potabilizadora de la ciudad. Cada día, el centro de mando recibe más de 10.000 datos, lo que permite monitorizar la red en tiempo real, prevenir averías y minimizar las pérdidas y los daños cuando estas se producen.

Con esta estrategia, el Ayuntamiento no solo mejora la calidad del suministro -reduciendo cortes y molestias vecinales-, sino que también refuerza un modelo de gestión sostenible que cuida un recurso cada vez más valioso: el agua.