Instituciones y entidades sociales de Salamanca han conmemorado esta tarde el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una jornada que pone fin al mes de actividades orientadas a la sensibilización y concienciación social sobre la erradicación de la violencia machista.

Representantes de las organizaciones de mujeres Adavas, Adoratrices, Apramp y Plaza Mayor dieron lectura a la Declaración Institucional de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), un acto que se ha repetido de forma coordinada en todo el país.

Por su parte, estudiantes del Máster Universitario en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad de Salamanca recitaron el Decálogo contra la Violencia de Género, reforzando el mensaje educativo y social del evento.

La concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, Miryam Rodríguez, subrayó la importancia de "promover la igualdad a través de la sensibilización, la formación y la educación". Recordó además las acciones municipales desarrolladas durante los últimos dos años en materia de igualdad y prevención de la violencia de género, en las que han participado más de 10.000 alumnos.

El acto, acompañado por piezas musicales con Susi y Ana Muriel, concluyó con un minuto de silencio en memoria de las víctimas de maltrato.

DECLARACIÓN

Como cada 25 de noviembre, hoy situamos en la agenda social y política el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, fecha fijada por Naciones Unidas en 1999 para la concienciación y la acción contra esta lacra inasumible. Desde la FEMP volvemos, un año más, a expresar el más absoluto rechazo a todas las formas de violencia machista y a reafirmar nuestro compromiso de contribuir a erradicarlas.

Las estadísticas de mujeres víctimas mortales por violencia de género en España, a manos de sus parejas o exparejas, siguen siendo muy alarmantes: 1.331 mujeres asesinadas desde el año 2003, de ellas 36 entre enero y noviembre de este año 2025, dejando huérfanos a 17 niños y niñas. Vidas arrebatadas y vidas marcadas para siempre.

Estas cifras no son números: son familias rotas, angustia, dolor, desesperanza. Una situación ante la que no podemos ni debemos resignarnos.

Con motivo de la conmemoración de este día, desde la capilaridad territorial que otorga a la FEMP la representación de más de 7.500 municipios de España, queremos seguir haciendo visibles todas y cada una de las formas de violencia machista que tiñen de luto nuestra sociedad. En especial aquellas que, de una manera más cruda, golpean la vida de mujeres en situación de mayor vulnerabilidad: las que viven en pequeñas poblaciones, las mujeres del mundo rural. Un ámbito que plantea más dificultades de detección y abordaje de este tipo de violencia por tratarse de entornos con menos recursos públicos próximos y en los que existe mayor presión social.

La violencia contra las mujeres reviste igualmente una especial gravedad cuando se trata de mujeres inmigrantes y mujeres con discapacidad. Las situaciones que sufren a diario las inmigrantes dificultan su acceso a los servicios de protección y extreman su vulnerabilidad. También las mujeres con discapacidad se enfrentan a obstáculos, tanto físicos como sociales, que complican solicitar ayuda, formalizar denuncias y acceder a los servicios de protección y asistencia. Se trata de situaciones reales que exigen de nosotros, los gestores públicos, reflexión y acción inmediata para poner a disposición de estas mujeres nuevos recursos de intervención especializada y reforzar los existentes, haciéndolos más accesibles, con el objetivo último de que ninguna mujer quede desprotegida en ningún supuesto.

Nos enfrentamos, además, a nuevos retos como el de la violencia digital: el acoso a mujeres en redes sociales, la grabación o difusión de imágenes sin su consentimiento o los discursos de odio contra ellas. Estas conductas aprovechan el anonimato de dichos canales y, a menudo, dan cobijo a depredadores sexuales y maltratadores. Igualmente, debemos luchar contra el uso espurio de la inteligencia artificial para generar contenidos vejatorios y falsos que vulneran la dignidad y los derechos de las mujeres. Las administraciones públicas tenemos que mantenernos vigilantes, promover el buen uso de las nuevas herramientas digitales y endurecer la normativa en este ámbito.

La renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, aprobada el pasado 26 de febrero, incorpora medidas nuevas para los próximos cinco años y supone un gran avance, pero todavía resulta insuficiente si no se garantiza una financiación adecuada, estable y sostenida que permita su correcta implantación y funcionamiento real y efectivo.

Los gobiernos locales somos las administraciones más cercanas y desempeñamos un papel fundamental frente a esta lacra. Podemos y debemos seguir avanzando en la defensa de las mujeres en colegios, espacios culturales y lugares de ocio, reforzar los puntos de atención a la mujer y contribuir a una mejor coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el ámbito local. Debemos convertir nuestros pueblos y ciudades en barreras frente a la forma más cobarde de violencia: el maltrato a las mujeres.

Asimismo, resulta inaplazable mejorar los sistemas de control telemático de los maltratadores para evitar cualquier fallo que ponga en riesgo la seguridad de las víctimas. No caben errores cuando hay vidas en juego. A estas mujeres, que han tenido la valentía de denunciar a sus agresores y cuya situación de extrema vulnerabilidad no admite fallos, les debemos el máximo nivel de protección. Cualquier defecto en las medidas de control, seguimiento y vigilancia de los maltratadores debe tener una respuesta inmediata y efectiva por parte de las administraciones responsables.

Por ello, desde la FEMP hacemos un llamamiento a la adhesión de todas las entidades locales a esta declaración institucional y las instamos a sumarse a programas como ATENPRO (servicio de teleasistencia de atención y protección a víctimas), con los que se refuerza una atención amplia y eficaz. Y, por último, llamamos a todos los municipios de España a que, desde la FEMP, solicitemos la incorporación de nuestras capacidades al sistema VIOGEN, con el objetivo de garantizar una mejor coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y ser así más útiles a la causa de los derechos de las mujeres.