La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, ha invertido 50.122 euros en la rehabilitación y limpieza del yacimiento arqueológico de Irueña, situado en Fuenteguinaldo. Este enclave, también conocido como Oronia o Ureña, constituye uno de los hábitats prerromanos más significativos del suroeste salmantino y del occidente de la Meseta.

Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) como Zona Arqueológica desde el 3 de junio de 1931, Irueña se asienta sobre un espigón fluvial formado por la confluencia del arroyo Rolloso y el río Águeda. Su recinto amurallado ocupa alrededor de 14 hectáreas y conserva una imponente muralla de mampostería de pizarra, característica de la arquitectura castreña.

Las actuaciones se han centrado en el tramo norte y noroeste del trazado arqueológico. En primer lugar, se llevó a cabo la limpieza de vegetación y tala selectiva de árboles en el acceso y el pasillo de recorrido. Esta medida ha permitido despejar áreas clave para la visita y retirar raíces que deterioraban la muralla al incrustarse en su estructura.

Posteriormente se retiró la vegetación arbustiva y los derrumbes, conservando las piedras extraídas para su reutilización en la reconstrucción del paramento defensivo. Esta labor busca no solo estabilizar el muro, sino mantener la coherencia con la fábrica original. Una de las intervenciones más relevantes fue la limpieza de la coronación de la muralla, que ha dejado visible su anchura real. Esta mejora facilitará su contemplación desde la futura pasarela y las escaleras de acceso que se proyectan para el recorrido.

Restauración con criterios arqueológicos

La reconstrucción y restauración se han realizado procurando la uniformidad visual y estructural de todo el tramo intervenido. Para ello se rellenaron brechas y se levantaron los paramentos reconstruidos hasta la misma altura que los tramos originales, tomando como referencia las secciones más altas y más bajas visibles en los extremos.

En este proceso se han imitado las técnicas de construcción castreñas, ajustando cuidadosamente las losas de pizarra y reduciendo al mínimo las juntas. Además, se han colocado piedras de mayor tamaño en la base para reforzar la estabilidad, siguiendo el patrón histórico.

Los musgos y líquenes que cubrían gran parte del exterior de la muralla fueron retirados de forma manual para dotar a los paramentos de una apariencia uniforme. Finalmente, se aplicó un herbicida no agresivo, pensado para ralentizar la reaparición de vegetación invasiva sin dañar los restos arqueológicos.

Todas las excavaciones se realizaron manual y metódicamente, aplicando criterios arqueológicos ante la posible aparición de evidencias o materiales de interés. Los trabajos han sido ejecutados por la empresa Edyciba S.L., con proyecto del arquitecto Ángel León y dirección arqueológica de Manuel Carlos Jiménez.