Las relaciones de María Mendoza y Sarmiento con Santa Teresa de Jesús

Julio Darío Martín García, Catedrático de Historia, Licenciado y Doctor en Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid

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Las relaciones de María Mendoza y Sarmiento con Santa Teresa de Jesús
Convento de Santa Teresa (M.M. Carmelitas descalzas
Julio Darío Martín
Lectura estimada: 10 min.

María Mendoza y Sarmiento, nacida en 1508, en Castrojeriz, Burgos, pertenecía a una familia de la alta nobleza castellana, pero escasa de fortuna. Eran sus padres Juan Hurtado de Mendoza, Adelantado de Galicia, y su madre María de Sarmiento, Condesa de Rivadavia. Tuvieron una numerosa descendencia, 11 hijos. A los 14 años de edad, se compromete en matrimonio con Francisco de los Cobos, el todopoderoso secretario del emperador Carlos V, poseedor de una gran fortuna, 31 años mayor que ella. Fue un matrimonio de conveniencia, tal vez, ni se conocieran. Ella aporta la nobleza y alcurnia de su cuna y él la fuerza y el poder del dinero, además, del prestigio de su cargo.

Francisco de los Cobos, nacido en 1477, en Úbeda, Jaén, es un personaje bastante desconocido hoy, tal vez, por no pertenecer a ninguna de las familias de la alta nobleza. Efectivamente, de origen muy humilde, sin grandes conocimientos humanísticos ni científicos, no sabía latín, fue ascendiendo, lentamente, primero al servicio de Fernando el Católico. A la muerte de este, marchó a Flandes a la corte del nuevo rey Carlos I. Allí, supo ganarse la confianza del consejero Guillermo de Croy, Señor de Chievres. Con la llegada de Carlos I a España, su experiencia de los entresijos de la administración, le convierte en imprescindible y en un rival cada vez más claro del Gran Canciller Mercurino de Gattinara. En 1530, a la muere de este, aparece como el gran consejero del emperador. Elliot, J.H. 'En la España Imperial 1469 -1716', afirma "que durante veinte años o más el gobierno efectivo de España estuvo en sus manos", hasta su fallecimiento en 1547.

¿Cómo valoraba el propio emperador el trabajo de Cobos? En una carta secreta de 6 de mayo de 1543, da instrucciones a su hijo Felipe, joven de 16 años, en aquel momento; dice así: "tiene experiencia de todos mis negocios y es muy informado dellos: bien sé que no hallaréys persona que de lo que a ellos toca podeys mejor servir que dél; bien será que os sirváis dél como yo hago". Durante todos estos años adquirió una fortuna inmensa, tanto en metales: oro, plata, joyas, como en edificios, tierras y señoríos.

María de Mendoza, con esta boda, pasa del anonimato a llevar una vida cortesana. Sabemos que fue camarera de la emperatriz Isabel de Portugal, se relacionó con las grandes familias de la nobleza y participó activamente en todos los grandes eventos desde su magno palacio de Valladolid, actual palacio real. También, acompañó, ocasionalmente, a su marido en sus viajes. Los dos hijos del matrimonio casaron con miembros de la alta nobleza. Se le acusa de ambiciosa y haber presionado a su marido para aceptar regalos. Pero, la muerte de este, en 1547, supone un cambio drástico en su vida. Administradora de la gran fortuna amasada por Cobos, se retira del mundanal ruido cortesano y de la frívola vida de la nobleza. Durante los cuarenta años que dura su viudedad, sus actos se encaminan a la piedad, al recogimiento, obras pías, al evergetismo religioso. Ya el matrimonio había tenido cierta vida intimista y piadosa con influencia, principalmente, de San Agustín. Pero el pivote básico sobre el que gira su piedad no podría entenderse sin su relación con Santa Teresa de Jesús. Un análisis superficial de su biblioteca ya revela la relación con la coetánea reforma carmelitana, así como con la mística hispana de Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús. Por otra parte, estuvo muy unida a sus hermanos Bernardino y, sobre todo, a Álvaro, Obispo de Ávila y Palencia. Los tres constituyen el Trio de Oro en su relación teresiana.

En 1562, Santa Teresa de Jesús, con el apoyo de doña Guiomar de Ulloa, de su madre Aldonza de Guzmán y de su propia familia, funda en Ávila su primer Convento, el de San José. En este punto, fue esencial la partida de oro enviada desde el Perú por su hermano Lorenzo, emigrado a América en 1635. Véase a José Luis Cano de Gardoqui en 'La Capilla de San Lorenzo en el convento de San José de Ávila, nuevos datos para su estudio', pag.255. En la fundación, La Santa gozó de la influencia y apoyo del obispo Álvaro de Mendoza, aunque la fuerte oposición de la ciudad y de las autoridades civiles le llevó a ciertas vacilaciones y titubeos. La misma Santa Teresa, en el primer capítulo de Fundaciones narra la decisiva actuación del obispo para hacer posible la fundación del convento de San José. En los siguientes años emergen nuevos problemas con las autoridades abulenses. Será en ese momento cuando Doña María, junto con su hermano Álvaro Mendoza, quien done los fondos que permitieron ampliar el huerto con la adhesión de un pequeño terreno y la construcción de una ermita, a la que seguirían varias más. Asistimos, por lo tanto, al primer apoyo material y concreto de una Mendoza, "la primera benefactora", en palabras de Pilar Manero Sorolla: 'Santa Teresa y Felipe II'.

Con esta fundación, da principio la rígida y severa Reforma del Carmelo y surge La Orden de Carmelitas Descalzas. Asistimos a los tiempos del Concilio de Trento, de la Contrarreforma, tiempos recios de represión que la Santa sufre, virando hacia una ortodoxia que la libere de toda sospecha de alumbrismo. No obstante, sus visiones, revelaciones y éxtasis despertaron recelos y no la eximen de problemas con la inquisición. Recuérdense los famosos procesos inquisitoriales incoados a Fray Luis de León y al eminente teólogo dominico Bartolomé de Carranza, Arzobispo de Toledo. El fallido convento carmelita de Pastrana llevará a la Princesa de Éboli, en venganza, a entregar a la Inquisición el Libro de la Vida. Casi simultáneamente, la beata María del Corro, exnovicia carmelita del convento de Sevilla, le delata a la inquisición de la ciudad, donde será interrogada y amenazada con prisión por los inquisidores. Finalmente, es absuelta al constatarse las falsedades y patrañas de la denunciante. En 1582 muere Santa Teresa con la amargura de no haber logrado la recuperación y, unos años después, en 1588, Fray Luis de León, por fin, publica el libro de la Vida que en poco más de un año verá la luz tres veces. Así quedará zanjado este triste episodio en el que nunca se puso en duda la ortodoxia del libro de la Vida. El teólogo dominico Domingo Báñez y el Maestro de Ávila cuestionaban si era apto para todos o solo para los doctos. En todo momento, María Mendoza y su hermano, el Obispo Álvaro, defendieron a la Santa. En 1599 será traducido al italiano, en 1601 al francés y en 1603 al latín.

Ahora bien, ¿Cuándo empezó la relación de Doña María con Santa Teresa? No lo sabemos con exactitud. En todo caso, antes de 1560 y, por tanto, antes de la iniciación de la reforma teresiana, doña María favoreció a los calzados carmelitas que fundaron el convento de Valladolid. Primero, donándoles una casa y, ante los problemas insalubres surgidos, les otorgó 2000 ducados para trasladarse a un emplazamiento definitivo.

La siguiente fundación teresiana tendrá lugar en Medina del Campo en 1567. La mediación de María de Mendoza será muy importante, según Esther Alegre Carvajal: "El encuentro y la ruptura entre Teresa de Jesús y la princesa de Éboli". En Olmedo, muy cercana a Medina, Doña María poseía una finca. Desde aquí, contactó con su hermano, el Obispo, para tramitar la salida de Santa Teresa del convento de San José. El trayecto de Santa Teresa y sus monjas de Olmedo a Medina, para la fundación del convento, se efectuara en el carruaje de su benefactora.

A Mediados de 1567, Bernardino Mendoza, hermano de doña María, ofreció a Santa Teresa una casa para fundar convento en Valladolid. Véase: María Antonia Fernández, 'Los Mendoza clientes de Juni'. En diciembre, María Mendoza y su hermano Álvaro viajan a Úbeda y, en una parte del viaje, llevan en su coche a Santa Teresa que se dirigía a fundar el convento de Malagón. Durante el trayecto, planearon todo lo relativo a la fundación vallisoletana. Acaeció luego la repentina muerte de Bernardino y su aparición a Santa Teresa revelándola que su alma no saldría del purgatorio hasta que la fundación del convento no fuese una realidad.

En agosto de 1568, se inaugura el nuevo convento vallisoletano. Tiene entonces lugar la nueva visión de Santa Teresa en la que Bernardino Mendoza le da las gracias porque su alma ha salido del purgatorio. El convento se denomina la Concepción de Nuestra Señora del Carmen. Se alza, precisamente, en la casa cedida por Bernardino, relativamente alejada de Valladolid, en el lugar conocido como Rio Olmos, en la zona del Cuatro de Marzo actual. Allí, aún pervive, a orillas del Pisuerga, una cruz blanca, único vestigio del convento. Ya los carmelitas calzados abandonaron en 1560 este lugar por insalubre y lo mismo acontecerá ahora. (Incluso, hacia 1230, sucedió algo similar a los franciscanos). Todas las monjas cayeron 'malas' dirá Santa Teresa. De manera provisional, Doña María llevó a las monjas a su palacio y allí, según Agapito Revilla: "Estancia provisional de Santa Teresa de Jesús en el palacio del Secretario Cobos, en Valladolid" estuvieron "con mucho recogimiento sin salir del quarto, y allí oyan missa desde una tribuna que cae a la parroquia". Durante cuatro meses las monjas habitaron el suntuoso palacio y Santa Teresa previno con rigor que el lujo no relajara la austeridad de la regla. En la pequeña parte del palacio por ellas habitada, se llevó a cabo un relativa y sobria transformación Así las dice: "Oh, válame Dios, qué poco hacen estos edificios y regalos exteriores para lo interior! Por su amor os pido, hermanas y padres míos, que nunca dejéis de ir muy moderados en esto de casas grandes y suntuosas. [...]Pues sólo de una celda es lo que gozamos continuo; que ésta sea muy grande y bien labrada ¿qué nos va? Sí, queno hemos de andar mirando las paredes". Fundaciones. 14.4 y 5.

Finalmente, en febrero de 1569, las monjas pudieron trasladarse al nuevo monasterio fundado y acondicionado por Doña María, con un coste aproximado de 2600 ducados, y puesto a disposición de la Santa. El monasterio continúa hoy en este emplazamiento, en el Barrio de la Rondilla.

En 1580 se funda el convento de Palencia. Es posible que las facilidades encontradas se debieran, en parte, a doña María de Mendoza. En este año su hermano Don Alvaro de Mendoza se ha trasladado de Obispo a Palencia. La misma Santa lo comenta: "Es la cosa más extraña que he visto, ninguna persona hubo que le pareciera mal. Mucho ayudó saber lo quería el Obispo, por ser allí muy amado". Y es que don Álvaro que tanto había contribuido a la fundación de Ávila, al año de estar en Palencia, consigue traer el Carmelo a Palencia. Doña María sigue muy de cerca los problemas de esta fundación porque su hermano reside la mayor parte del año en su palacio de Valladolid, donde tiene sus propios aposentos. Dada su piedad, contribuiría, a través del obispo, a paliar las muchas necesidades habidas.

Por otra parte, la reforma teresiana no se limita a la fundación de conventos femeninos. El que una mujer fundara conventos femeninos en la sociedad del siglo XVI parecía algo inconcebible, pero acometer la fundación de conventos masculinos suponía una verdadera REVOLUCIÓN. La intervención de la Mendoza y la de su hermano Álvaro aparecen como decisivas en la fundación del primer convento de frailes descalzos, al vencer la resistencia inicial del provincial de la Orden. La misma Santa lo confirma. Al referirse al provincial de la Orden, dice: "Venida la señora doña María de Mendoza y el obispo de Ávila, su hermano, que es quien siempre nos ha favorecido y amparado, lo acabaron con él y con el padre fray Ángel de Salazar, que era el Provincial pasado, de quien yo temía toda la dificultad. Mas ofreciose entonces cierta necesidad que tuvo menester el favor de la señora doña María de Mendoza, y esto creo ayudó mucho" .Fundaciones 13.6. Resuelto el problema de la licencia, Santa Teresa consigue un paupérrimo edificio, en Duruelo, pueblo de veinte habitantes, en Ávila. Así, en 1568, ve la luz el primer convento masculino descalzo, en condiciones durísimas. La Santa logra que tres frailes acepten trasladarse a Duruelo. Entre ellos, figuran Fray Juan de Santo Matía (San Juan de la Cruz) y Antonio de Jesús. La misma Santa Teresa quedó "espantada" cuando visitó la casa y vio la forma en que vivían, durmiendo casi a la intemperie. Ella prefiere la virtud y la oración, al ascetismo extremo. Así lo hace ver Teófanes Egido al citar una carta de Santa Teresa escrita en 1576: "Yo soy amiga de apretar mucho en las virtudes, más no en el rigor. Debe de ser, ser yo poco penitente". Ella prefiere, además de la virtud y la oración, frailes con talento, letrados para combatir a los luteranos, a los calvinistas y toda desviación de la doctrina cristiana. El extremismo rigorista, la ruina del edificio, el aislamiento del convento, perdido en la soledad del campo, condujeron al fracaso de Duruelo. Al año y medio se trasladaron a la cercana Mancera de Abajo, en Salamanca, a un mejor edificio, con cabida para 13 frailes. En el año 1600, se mudarán a Ávila, donde, tras recorrer varias sedes, en 1636, se aposentaron en la casa natalicia de Santa Teresa. El convento es conocido, hoy, con el popular nombre de 'La Santa'.

Finalmente, en 1582, morirá Santa Teresa, pero doña María que le sobrevive 5 años, seguirá siempre muy pendiente de los problemas del Convento Vallisoletano. Después de su muerte, en 1587, María Mendoza descansará junto a su marido Francisco de los Cobos en la Sacra Capilla del Salvador, de Úbeda. Un panteón, a la altura de los mejores de Europa, construido por ellos mismos.

1 comentario

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usuario anonimo 11/23/2025 - 4:48:28 PM
Julio, me ha gustado un montón, por lo bien documentado que está y por su buen contenido, lleno de referencias históricas sobre los distintos personajes sobre los que giro la Vida de la Santa, Teresa de Jesús.... Enhorabuena por este documentado Art.
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