Decía Vince Lombardi que 'el carácter es la base de la excelencia y sin él, ningún esfuerzo es duradero'. Y quizá, al contrario de lo que a veces se repite, el deporte no forma el carácter: lo revela. Este nuevo Perfumerías Avenida tenía ante IDK Euskotren una auténtica prueba para comprobar de qué pasta está hecho. Porque el carácter es esa cualidad invisible que aparece cuando el físico no alcanza o el marcador aprieta. Y el equipo sabía que el duelo ante el conjunto vasco iba a exigir tanto en lo físico como en lo mental, especialmente tras una semana de alto desgaste.

Hablar de partido físico no era un tópico. Este nuevo IDK ha crecido precisamente en esa faceta y era evidente que buscaría imponer un ritmo alto, consciente del cansancio azulón. Pero fiel a su identidad, Avenida no rehuyó el reto. Desde el inicio, el intercambio fue intenso: defensas por encima de ataques, pocos aciertos exteriores y mucha batalla por cada balón. Zellous respondió al primer triple visitante, Iyana Martín y Andrea Vilaró atacaban el aro sin miedo y, pese a la falta de claridad interior, las de Montañana sacaban su carácter para cerrar el primer cuarto 17-11, tras los puntos de Soriano y Meyers, que además robó la última posesión.

Y si se trata de hablar de personalidad, pocos ejemplos mejores que Andrea Vilaró. De su mano llegaron dos minutos y medio eléctricos que levantaron al Würzburg: dos triples, una recuperación y ese ya clásico 'momento vilarina' que disparó el marcador hasta el 28-17 y obligó a Muguruza a pedir tiempo muerto.

El parón, sin embargo, cortó el ritmo de las salmantinas. Avenida se quedó sin acierto y el partido entró en un tramo espeso. Entonces llegó el golpe más duro: en una acción defensiva, Iyana Martín caía lesionada, sin poder apoyar el pie y entre lágrimas. El pabellón se quedó helado mientras la base abandonaba la pista. En ese desconcierto, IDK aprovechó el momento para firmar un parcial de 0-12, y acabar yéndose al descanso por delante, 28-32, tras un 0-15 total que evidenció la desconexión local.

El descanso trajo análisis y, afortunadamente, una buena noticia: Iyana volvía calzada y probándose. Su sola presencia animó al pabellón, pero el regreso al juego mantuvo los mismos problemas. Avenida intentó ser más vertical en las penetraciones, menos dependiente del balón interior, aunque IDK castigó desde el triple y amplió la brecha hasta el 32-43. La reaparición de Iyana en pista fue casi el único motivo de alegría en ese momento. Pero su energía contagió. El pabellón Silvia Domínguez tiró de carácter, la grada apretó y Avenida empezó a sumar a trompicones, cerrando el tercer cuarto con 40-47, aún con vida pese a las faltas finales que beneficiaron a las visitantes.

En el último acto, Avenida despertó del todo. Iyana lideraba con valentía, jugándose el físico, y el equipo subía líneas en defensa. Un triple de Meyers acercó a las de Montañana (48-50), Tabdi apretó aún más y el pabellón rugía al grito de "¡defensa!". Soriano logró empatar el duelo, pero de nuevo Buch, imperial en los momentos clave, castigó con un triple y una bandeja que ponían el 48-54 a poco más de un minuto del final.

Avenida lo intentó a la desesperada, pero sin acierto. IDK encontró la calma, el rebote y la inspiración de Buch para cerrar el partido con oficio.

Quedó claro que cuando el cansancio pesa más que las piernas y el rival te conoce bien, el carácter es lo que empuja. Y este nuevo Avenida, todavía en construcción, tiene que seguir forjándolo como grupo para que, en noches como esta, la identidad y el corazón vuelvan a imponerse.