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La USAL demuestra cómo un bioinoculante mejora frutas y combate el envejecimiento celular
Una cepa del género Rhizobium aislada de las raíces de la mora potencia el crecimiento del fruto y aumenta sus propiedades antioxidantes
La ciencia vuelve a mirar a la naturaleza en busca de soluciones para la salud. Un equipo de la Universidad de Salamanca ha demostrado que ciertas bacterias 'beneficiosas' para las plantas pueden tener efectos protectores frente al envejecimiento celular.
El estudio, publicado en la revista npj Science of Food del grupo Nature, ha sido dirigido por el catedrático de Microbiología Raúl Rivas y revela el potencial biotecnológico de una cepa bacteriana del género Rhizobium, aislada de las raíces de la planta de mora.
Cuando esta bacteria se inocula en el vegetal, actúa como un bioestimulante natural: favorece su crecimiento, mejora la calidad de sus frutos y multiplica su producción. De hecho, los investigadores observaron un aumento del 128% en la floración y un 129% en la cantidad de frutos respecto a las plantas no tratadas.
Pero lo más sorprendente llegó al analizar el contenido de las moras. Los frutos de las plantas inoculadas presentaron mayores niveles de compuestos antioxidantes, como la cianidina-3-O-glucósido y la sanguiina H6, conocidos por sus efectos antiinflamatorios y anticancerígenos.
Para comprobar si estos cambios tenían un impacto real sobre el envejecimiento celular, los científicos expusieron extractos de las moras a nematodos (Caenorhabditis elegans), un organismo ampliamente utilizado en estudios de envejecimiento y enfermedades degenerativas. Los resultados fueron contundentes: los nematodos tratados sobrevivieron más tiempo y mostraron mayor resistencia al estrés oxidativo, es decir, al daño que provocan los radicales libres en las células.
Este efecto se asoció con la activación de genes relacionados con la longevidad y la protección celular, como skn-1 y hsp-16.
Según Raúl Rivas, "estos resultados abren la puerta al desarrollo de bioestimulantes bacterianos capaces de mejorar la calidad nutricional de los alimentos y, al mismo tiempo, contribuir a una agricultura más sostenible y saludable".
En otras palabras, las bacterias podrían ser aliadas tanto del campo como del bienestar humano, ofreciendo una vía natural para cultivar frutas más sanas y, quizá, ralentizar los efectos del envejecimiento desde el interior.








