El olor a albero, el rumor expectante del tendido y la puerta de toriles abierta de par en par marcaron el arranque de la Feria Taurina de Salamanca, con el tradicional desenjaule en la Plaza de La Glorieta. Una cita que volvió a reunir a aficionados y curiosos, deseosos de presenciar el primer encuentro con los toros que en los próximos días protagonizarán los festejos mayores.

Desde el camión al ruedo, bajo la expectación del público, fueron saltando los primeros astados de cuatro ganaderías anunciadas para la Feria. El ambiente fue creciendo a medida que cada toro dejaba ver sus hechuras, su seriedad y sus embestidas iniciales, en una mezcla de murmullos, comentarios y aplausos que hicieron vibrar al coso salmantino.

Entre todos los lotes, los toros del Vellosino acapararon la ovación más unánime de la tarde. Bien presentados, serios de trapío y con un ímpetu superior al del resto, hicieron honor a la fama que acompaña a este hierro, que cuenta con una larga tradición en el campo bravo. Su salida al ruedo fue recibida con entusiasmo y pronto se les reconoció como la corrida más seria y completa del desenjaule. Estos toros serán lidiados el 13 de septiembre por Damián Castaño, Diego San Román e Ismael Martín.

Junto a ellos, también se soltaron los ejemplares de los Hermanos García Jiménez, que el próximo 19 de septiembre se anunciarán en una de las citas más esperadas con Morante de la Puebla, José María Manzanares y Marco Pérez.

Los toros de Garcigrande saltaron al ruedo con temple, y están reseñados para el 14 de septiembre, día en que se vestirán de luces Emilio de Justo, Juan Ortega y Andrés Roca Rey, uno de los carteles con importante tirón del ciclo.

El capítulo lo cerraron los novillos de Montalvo, que mostraron su brío en el albero y que protagonizarán el festejo mixto del 12 de septiembre, en el que tomarán parte las novilleras Raquel Martín y Olga Casado, junto a la rejoneadora Lea Vicens.

Cuatro hierros de renombre que mostraron en Salamanca una primera carta de presentación y que permiten entrever lo que vendrá en el ciclo taurino de septiembre. El desenjaule en La Glorieta, más que un mero trámite ganadero, es un rito cargado de simbolismo: marca el primer paseíllo de la Feria, convierte al coso en escenario de expectación colectiva y abre la puerta a unos días de emociones mayores. 

Como preludio se siguió con gran expectación la clase práctica que protagonizaron alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, con notable presencia de aficionados para seguir sus evoluciones.