La plaza de toros de Guijuelo vivió ayer una jornada para el recuerdo. Pedro Gutiérrez Lorenzo, El Capea, puso punto final a su carrera como matador de toros tras 21 años de alternativa, y lo hizo en el escenario y con el público que más le ha acompañado: su Salamanca taurina.

En el marco de las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de la Asunción, y con un ambiente de gala, el diestro salmantino afrontó una emotiva encerrona lidiando seis toros de diferentes hierros: San Pelayo, Domingo Hernández, Victorino Martín, Puerto de San Lorenzo, El Freixo, Carmen Lorenzo y su propia ganadería, Capea.

El festejo reunió a figuras y amigos del toreo como El Juli, Javier Conde, Luguillano o Matías Tejela, además de numerosos ganaderos, para despedir a un torero que siempre ha hecho gala de dignidad, entrega y amor por su profesión.

La tarde comenzó con saludos ante un ejemplar de Carmen Lorenzo. Después cortó su primera oreja a un buen toro de Domingo Hernández. Llegó luego el turno del serio Victorino Martín, con el que firmó momentos de mérito antes de escuchar silencio tras aviso. El cuarto, un bravo toro de Puerto de San Lorenzo, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, mientras El Capea recibía una ovación con saludos.

El tramo final resultó el soñado: dos orejas a un toro de El Freixo y, como colofón, dos orejas y rabo a un astado de su propia ganadería, cerrando así con emoción y rotundidad su trayectoria. El público, en pie, le tributó una calurosa y prolongada ovación, consciente de que presenciaba el último paseíllo de un torero de la casa, que como su padre -El Niño de la Capea- deja huella en la historia del toreo salmantino.

Pedro El Capea se marcha de los ruedos con la satisfacción del deber cumplido y el cariño intacto de su afición. Guijuelo, y toda Salamanca, le despidieron como se despide a los toreros de verdad: con respeto, reconocimiento y emoción