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Salamanca y el fuego: de los incendios que amenazaron la Plaza Mayor al que asoló Calatrava
El susto de la mezquita de Córdoba evoca sucesos similares en el patrimonio de Salamanca, como el incendio del seminario de Carvajal o el colegio de Calatrava
Toda España soltó este sábado un suspiro de alivio al saber que el incendio de la mezquita de Córdoba 'sólo' había afectado a tres capillas y a 50 metros cuadrados del inmenso complejo. Una pieza única del patrimonio mundial estaba a salvo y se había evitado una catástrofe como la de Notre Dame de París.
Salamanca comparte con Córdoba su carácter de ciudad patrimonial, repleta de edificios históricos que hay que mimar y proteger ante la lluvia, la erosión y, por supuesto, el fuego. Por ejemplo, la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos organizó en diciembre del año pasado un encuentro en la ciudad para compartir experiencias y analizar cuestiones sobre la prevención de incendios en entornos protegidos, porque a lo largo de la historia varios edificios patrimoniales de Salamanca han padecido el efecto de las llamas y otros han escapado por los pelos.
Los cinco sustos de la Plaza Mayor
El Plan de Protección Civil del Ayuntamiento recopila algunos de los incendios sufridos durante el siglo XX, una época en la que se produjeron fuegos "con periodicidad".
La Plaza Mayor, por ejemplo, esquivó varias balas. El monumento quizá más famoso de la ciudad estuvo varias veces a punto de convertirse en una tea: en 1925 se incendió la Casa de Correos ubicada en la Plaza Mayor; en 1932 ardió el Hotel Pasaje, entre la Plaza y la calle Espoz y Mina; en 1970 las llamas se llevaron por delante el cine Coliseum, sito en un pasaje de la Plaza; y en 1978 ardió una vivienda privada en uno de los pabellones del monumento. El último susto por ahora (crucemos los dedos) nos lo llevamos en 2019: el extractor de la cocina de un bar de la calle Prior inundó de humo la Plaza. Los bomberos actuaron inmediatamente y la cosa no pasó de ahí.
Salvar el archivo de Calatrava
Adentrándonos en el casco antiguo hay que mencionar los graves sucesos del colegio de Calatrava y el seminario de Carvajal.
El colegio de Calatrava es la actual sede del obispado de Salamanca. La parte externa luce señorial y monumental, pese a que en el siglo XVIII la 'podaron' de adornos barrocos, pero en el interior hay algunas salas y pasillos 'recién construdos'. Son las cicatrices del incendio de febrero de 1960.

Interior de Calatrava tras el incendio. (Foto: Diócesis Salamanca)
La web de la Diócesis publicó en 2020, coincidiendo con el 60 aniversario del suceso, el testimonio de dos sacerdotes, entonces seminaristas, sobre lo sucedido aquella madrugada. Se despertaron a causa de "ruidos en el techo", que en realidad eran cascotes que caían del tejado. El incendio ya estaba en marcha y "se debió de originar en la chimenea de la cocina".
Los internos avisaron a los bomberos y comenzaron a sacar muebles y pertenencias de las habitaciones, primero al pasillo, luego a la planta de abajo y finalmente a la calle para intentar salvar todo lo salvable durante las cinco horas largas que duró el incendio: muebles, tallas, ropa, libros, bancos... En un momento dado decidieron empezar a arrojar los enseres por las ventanas hacia el patio y la calle Escoto para alejarlos de las llamas.

Legajos afectados parcialmente por el incendio. (Foto: Diócesis Salamanca)
El archivo, el sanctasantorum de cualquier edificio sacro, estaba en unas de las torres del edificio y había que salvarlo como fuera. Era "el último reducto sin arder". Los bomberos intentaron cortar el avance de las llamas en ese punto mientras los seminaristas seguían lanzando libros y legajos a la calle. Los vecinos (y los Dominicos de San Esteban) colocaban mantas en el suelo, envolvían los objetos y los llevaban a la iglesia de Santo Tomás, convertida temporalmente en depósito. Se personaron bomberos de Matacán, acudieron el alcalde y el Gobernador Civil... Salamanca entera pasó la noche del 11 de febrero con el corazón en un puño.
Cuando salió el sol todos fueron conscientes del desastre: partes del tejado se habían hundido y el interior estaba carbonizado. El obispo de Salamanca, Barbado Viejo, acabó llorando delante del seminario acompañado por una multitud de salmantinos.
Una fachada en pie
Respecto al seminario de Carvajal, ya fue pasto de las llamas en 1791 y, mucho más recientemente, en septiembre de 1999. Las llamas dejaron en pie sólo la fachada, donde aún pueden verse escudos y grabados, y abrieron un mar de preguntas sobre el futuro del edificio, prácticamente abandonado a su suerte desde entonces. El alcalde de la ciudad, Carlos García Carbayo, comentó en febrero de este mismo año que el proyecto hostelero interesado en recuperar el edificio ya contaba con "varias licencias municipales" y sólo restaba que la Junta evaluase diversos elementos patrimoniales para dar por cerrado el capítulo administrativo y dar "una solución definitiva para el seminario".

Talla de la Inmaculada antes y después de la restauración.
El incendio se llevó por delante el seminario y casi calcina una talla de la Inmaculada, fechada en el siglo XVII. Fue prácticamente lo único que se salvo, aunque acabó completamente cubierta de hollín y en un estado de conservación muy delicado. Tras años de espera, finalmente los restauradores pudieron ponerse manos a la obra para trabajar sobre la imagen. Hace justo un mes presentaron los resultados de un trabajo "concienzudo" que devolvió la pieza a su estado original. La Inmaculada se expondrá en la capilla de Santa Catalina de la Catedral de Salamanca.
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