La creciente prevalencia de enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento, como el Alzheimer, ha impulsado a la Universidad de Salamanca a liderar el proyecto de investigación 'Luria DNA-2', que combina una batería neuropsicológica avanzada con tecnología de neuroimagen funcional (fNIRS) para mejorar el diagnóstico temprano de la demencia.

Coordinado desde el Área de Psicobiología, el estudio está orientado a identificar biomarcadores cognitivos y biológicos que permitan detectar alteraciones incipientes en personas mayores. "El objetivo es avanzar en la identificación temprana de biomarcadores de cambios cognitivos asociados a la demencia y al Alzheimer en adultos", explica Patricia Alzola, investigadora principal del proyecto, desarrollado en el marco de su tesis doctoral.

El trabajo se enmarca en la colaboración entre los Grupos de Investigación Reconocidos (GIR) 'Envejecimiento, Cognición y Salud' e 'INICO – Cognición y Trastornos del Neurodesarrollo', dirigidos por los catedráticos Israel Contador y Emiliano Díez-Villoria, respectivamente. Esta iniciativa busca crear herramientas de evaluación fiables, válidas y socioculturalmente adaptadas que ayuden a detectar a tiempo síntomas de deterioro cognitivo.

La batería Luria DNA-2 evalúa cuatro dominios clave (memoria, lenguaje, funciones ejecutivas y visuoespaciales) tanto cuantitativamente como cualitativamente, permitiendo así una caracterización más completa del rendimiento cognitivo. Entre sus principales mejoras, destaca la supresión del componente de lectoescritura, lo que facilita su aplicación en personas con baja formación académica. "Diseñamos una herramienta sencilla, entendible y útil en distintos entornos sociosanitarios", destaca Alzola.

Según Contador, "una detección a tiempo no solo facilitaría la intervención temprana, sino que también mejoraría la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias, agilizando la planificación y el acceso a recursos sociosanitarios". Además, añade que el diagnóstico precoz permitiría reducir los altos costes económicos asociados a estas enfermedades, que pueden oscilar entre 27.000 y 40.000 euros anuales por paciente.

En su siguiente fase, el estudio incorporará técnicas de espectroscopia funcional del infrarrojo cercano (fNIRS) en el laboratorio de neuroimagen 'Social Neurolab' de la Facultad de Educación. "Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que pretende utilizar un sistema fNIRS para proporcionar evidencias neurobiológicas durante la administración de una batería neuropsicológica completa en adultos mayores", destaca Díez-Villoria.

El análisis con fNIRS permitirá medir en tiempo real la oxigenación cerebral mientras se realiza la evaluación cognitiva, una metodología innovadora y no invasiva que "ayuda a establecer hipótesis sobre cómo una persona llega a tener un determinado rendimiento en una prueba neuropsicológica", añade el investigador. El equipo también analizará diferencias entre personas con quejas subjetivas de memoria y aquellas sin síntomas, tanto en reposo como durante la ejecución de las tareas cognitivas.

En paralelo, el proyecto ha iniciado una fase piloto en Salamanca, para la que se cuenta con la colaboración de entidades como el Programa Interuniversitario de la Experiencia, asociaciones vecinales y centros de salud de la provincia. La participación está abierta a cualquier persona mayor de 55 años interesada en colaborar con el avance científico.

La investigadora Patricia Alzola cuenta con una ayuda FPU del Ministerio de Ciencia y el proyecto ha sido parcialmente financiado por fondos europeos a través de INFRARED, red de infraestructuras de Castilla y León, con apoyo de la Universidad de Salamanca.