A solo unas horas de cerrar el proceso MIR 2025, Salamanca y toda Castilla y León encaran una realidad alarmante: decenas de plazas de formación médica siguen sin adjudicar, especialmente en Medicina Familiar y Comunitaria, la columna vertebral de la atención sanitaria.

Castilla y León amanece este 28 de mayo con 102 vacantes sin cubrir, de las que 97 son de Medicina de Familia y otras cinco de Medicina Preventiva. En este panorama, Salamanca —con 91 plazas hospitalarias ofertadas— forma parte de una comunidad que, pese a su amplio despliegue formativo, no logra seducir a los futuros médicos.

El médico vallisoletano Ignacio Rosell, quien fuera portavoz del comité de expertos de la Junta durante la pandemia, ha hecho un seguimiento exhaustivo del proceso y alerta: Castilla y León es la única comunidad de España que supera el centenar de vacantes, cuando en todo el país quedan 562.

El dato enciende todas las alarmas en una comunidad que, año tras año, ve cómo la Medicina de Familia queda relegada en las preferencias de los aspirantes. Y eso, en una región con gran dispersión territorial y una población envejecida, es una bomba de relojería.

Pese a que Castilla y León ofertó 755 plazas de formación sanitaria especializada, repartidas entre sus provincias (con 91 en Salamanca), el grueso del problema recae en la falta de atractivo para las especialidades básicas y en el escaso interés por formarse en zonas alejadas de los grandes núcleos urbanos.

El resultado es un sistema tensionado, sin relevo generacional y con centros de salud al borde del colapso. Salamanca, aunque destaca por su calidad docente y hospitalaria, no es ajena al problema.

Con el proceso MIR 2025 a punto de cerrarse, la pregunta ya no es cuántos médicos vendrán, sino cuántos seguirán sin venir.