En un contexto de descenso generalizado del número de empresas y actividades alimentarias en Castilla y León, que ha cerrado 2024 con 44.424 registros, un 1,56 % menos que en 2023, la provincia de Salamanca se desmarca de la tendencia negativa al experimentar un ligero crecimiento del 0,4 %, con un total de 5.211 establecimientos y actividades alimentarias registradas.

Según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad y recogidos por Ical, la Comunidad perdió 708 actividades respecto al año anterior (45.132 en 2023), manteniendo una tendencia descendente iniciada en 2020, año en el que comenzó a notarse el impacto de la pandemia. Desde entonces, los establecimientos de ámbito local han caído de 37.201 (2020) a 35.258 (2024).

Las provincias con mayores caídas en el número de empresas alimentarias son Zamora (-4 %), Valladolid (-2,9 %) y León (-2,7 %). En cambio, solo Soria (+0,9 %) y Salamanca (+0,4 %) han logrado cerrar el año en positivo.

Tipologías en crecimiento: bares, restaurantes y minoristas

Dentro de los establecimientos de ámbito local, Salamanca destaca especialmente por su actividad en hostelería:

834 restaurantes registrados, lo que representa un 14,8 % del total autonómico, solo por detrás de León (1.159).

El número de bares no se detalla para Salamanca, pero a nivel autonómico se contabilizan 12.582 bares y 5.631 restaurantes registrados.

Además, Salamanca mantiene una presencia relevante en el ámbito del comercio alimentario, especialmente a través de los minoristas polivalentes —establecimientos que venden una variedad de productos alimentarios de forma local— y los supermercados de autoservicio. Aunque en este segmento lidera León, Salamanca presenta una estructura estable de comercios de proximidad en zonas urbanas y rurales.

Un registro clave para la salud pública

El Registro de Empresas Alimentarias de Castilla y León, gestionado por la Consejería de Sanidad, tiene como objetivo proteger la salud pública mediante el control de los operadores alimentarios. Este sistema permite una programación eficaz de inspecciones sanitarias y facilita la activación de alertas rápidas en caso de riesgos alimentarios, todo ello sin obstaculizar la libre circulación de mercancías.

En resumen, Salamanca se convierte en un ejemplo de estabilidad y leve crecimiento dentro de un sector clave para la economía y la salud pública regional, resistiendo una tendencia de caída que afecta al resto del territorio autonómico.