Esta silueta del casco urbano está acompañado por parajes campestres, como el teso del Tejar con la charca que posee en sus faldas, o una escena pastoril junto a la 'peña del barreñón', un simbólico enclave del campo guadramirense.

Finalmente, se advierten tres grandes cigüeñas, que sobrevuelan un cielo que camina gradualmente desde el azul de la parte más alta hacia el atardecer que besa el campo y el casco urbano guadramirense del cuerpo central. Junto a estas, además del nido con un cigoñino que se asoma en la parte izquierda, se suman siluetas más lejanas de diversos pájaros, destacando los buitres que acuden a la parte granítica que corona el teso del Tejar, que tradicionalmente también ha recibido de forma coloquial el nombre de 'peña del buitre' por la abundancia de aves de este tipo que lo sobrevolaban, atraídos por la existencia antiguamente de un cementerio de animales en dicho teso, que también puede observarse en la obra de Salgado.