La nueva infraestructura ofrecerá atención a vecinos de varios municipios con mayores comodidades y seguridad para profesionales y usuarios
El pueblo de La Peña se pone a leer
La iniciativa de una de sus vecinas permite la inauguración de una pequeña biblioteca, oasis cultural y de encuentro
En el tranquilo pueblo salmantino de La Peña, donde las calles emanan historias centenarias y la vida fluye pausadamente entre su apenas centenar de habitantes durante el invierno -aunque en verano como en todos los pueblos muchos vuelven a su primer hogar y las calles se llenan-, una chispa de creatividad ha prendido gracias a la iniciativa de una de sus vecinas. Su sueño, reconvertir un rincón olvidado y darle vida en forma de una pequeña biblioteca comunitaria.
El 12 de agosto, un día que quedará grabado en la memoria colectiva de La Peña, el pequeño edificio que una vez albergó las risas y los susurros de los niños en las aulas, reabrió sus puertas con un propósito totalmente nuevo. Era el momento de la inauguración ycasi la totalidad del pueblo se hizo presente para celebrar el nacimiento de este oasis cultural y de encuentro en medio del ajetreo de la vida rural.
Cierto olor a madera antigua y la atmósfera nostálgica parecían dar la bienvenida a cada visitante como si las paredes mismas guardaran los suspiros de los antiguos escolares en este local que el ayuntamiento ha permitido utilizar para la iniciativa de su vecina.
Allí entró un día Aurelia, una mujer con la determinación y la pasión de una artista al inicio de su magnum opus. Las cajas de libros abandonados en un rincón oscuro adquirieron una nueva vida en sus manos. A medida que limpiaba el polvo de las páginas olvidadas, una idea germinaba en su mente: ¿por qué no transformar este espacio en algo más que una simple biblioteca? ¿Por qué no hacerlo un refugio para la mente y el espíritu, un centro donde la gente del pueblo pueda encontrarse, compartir y nutrirse de arte y literatura?
Con el tiempo, la pequeña biblioteca ha crecido, no solo en tamaño sino también en alma. Las donaciones de libros, ofrecidos con amor y compromiso por los vecinos, inundan los estantes. Desde antiguos clásicos hasta las últimas novelas contemporáneas, cada ejemplar cuenta una historia de generosidad y comunidad. Es evidente que la idea de Aurelia ha calado.
Durante los cálidos meses de verano, cuando el pueblo cobra vida con la energía de sus habitantes temporales, las puertas de la biblioteca permanecerán abiertas como un faro de conocimiento. Sus sillas se llenarán de lectores ávidos y curiosos, sumergidos en mundos imaginarios que cobran vida a través de las palabras impresas. Pero la visión de esta vecina no se detiene aquí. Su idea es que sea el epicentro de actividades culturales cuando sea posible en verano mientras en invierno el trabajo voluntario permita seguir manteniendo vivo el préstamo de libros.
La historia de una pequeña biblioteca en La Peña es una oda a la perseverancia y la pasión por el enriquecimiento cultural. A través de su visión, un edificio olvidado ha renacido como un faro cultural. En un mundo que a menudo se apresura, esta iniciativa ralentiza el tiempo y teje un lazo indeleble entre las páginas de los libros y los corazones de las personas.
La obra se ejecutará en dos fases y el primer tramo de 10 kilómetros, entre la localidad peñarandina y Macotera, cuenta con un presupuesto de 2,10 millones
El Ayuntamiento ha sacado a licitación la obra, que incluye la reforma y restauración del espacio, que será visitable todo el año salvo los días del Carnaval
El programa se abrirá con la primera Papanoelada motera, principal novedad de este año, y se cerrará con la Cabalgata de Reyes








