La Fundación Inés Luna Terrero vuelve a la senda de la normalidad tras una etapa convulsa marcada por el coroanvirus. La presidenta del patronato que gestiona esta entidad, la subdelegada del Gobierno en Salamanca, Encarnación Pérez, ha confirmado que la Fundación "retoma" la concesión de ayudas culturales y sociales tras superar el "importante paréntesis" de la pandemia.

La cuantía aprobada en ayudas para este año asciende a 235.000 euros, detraidos de los beneficios obtenidos por la gestión de los recursos de la Fundación. 80.000 euros sufragarán becas para estudiantes salmantinos de ESO, Bachillerato, FP y Universidad, con montantes de entre 400 y 2.000 euros. El resto, 135.000 euros, se entregarán a fines sociales de organizaciones benéficas dedicadas al trabajo con personas mayores, gente con discapacidad, etc.

Las dos principales beneficiarias de la convocatoria de 2023 son las ONG Ranquines y Proyecto Hombre. Son dos "organizaciones clave", en palabras de la subdelegada en Salamanca, que usarán la cuantía para adquirir sendos vehículos con los que llevarán su labor social a toda la provincia.

Agravamiento

Ranquines recibirá 40.000 euros para una furgoneta. Su presidente, José Manuel Lázaro, explica que Ranquines depende de Cáritas y que su labor consiste en ayudar a personas excluidas con problemas de salud mental. Atienden a unos 40 usuarios al año y detectan que Salamanca padece una "pandemia de salud mental", con un especial "agravamiento" fuera de la capital. La adquisición del vehículo les permitirá ayudar más fácilmente a esos vecinos de la provincia, que ya representan el 24% del total.

Según Lázaro, la ayuda de la Fundación traerá "cambios efectivos" a la vida de personas que a veces están "olvidadas por los poderes públicos".

En cuanto a Proyecto Hombre, dispondrá de 35.000 euros para adquirir un vehículo. Su presidente, Manuel Muiños, explica que luchan contra las adicciones y admite que "estos momentos no son fáciles". Disponer de un coche con el que moverse por Salamanca facilitará impulsar planes en el medio rural "que parece que no existe y que necesita apoyo y cercanía". Muiños, finalmente, lamenta que las buenas intenciones exhibidas durante la pandemia y la ola de solidaridad mostrada con Ucrania se hayan "disipado" porque los problemas siguen estando ahí.