Desde el Sindicato de Prisiones han comunicado la agresión de gravedad a tres funcionarios en la cárcel de topas por parte de un preso con un largo historial delictivo. Según cuentan, los hechos tuvieron lugar tras "agredir brutalmente al interno de apoyo que lo acompañaba durante las 24 horas del día para velar por su vida y su seguidad". 

Tanto los tres funcionarios como el interno de confianza precisaron atención sanitaria por los enfermeros de servicio, al no disponer en esos momentos de médico de guardia en el centro penitenciario. Desde el sindicato recueran que actualmente, "solo existen dos médicos" dentro de la plantilla prestando servicio de un total de ocho facultativos que debería haber estableciendo la relación de puestos de trabajo y una población de más de 800 reclusos con variadas y diferentes patologías. 

Fruto de la brutal agresión, dos de los funcionarios causaron baja al sufrir cada uno de ellos una luxación en un codo y otra en un hombro. El tercero también presentaba heridas de diversa consideración, pero "no quiso cogerse la baja para no dejar lastrado el servicio", ya de por sí "bajo mínimos" por la "acuciante escasez de efectivos que arrastra Topas desde hace varios años". 

Por su parte, el interno de confianza sufrió la rotura del labio.

Cuentan fuentes del Sindicato que "como consecuencia de la agresión, los funcionarios que se hallaban de servicio en el departamento y otros que fueron llamados acudieron en auxilio del interno de apoyo y lo sacaron del patio para salvar su vida y aislar el incidente. Pese a los esfuerzos y a las ordenes dadas por los cuatro funcionarios hallados en el lugar, el interno agresor se resistió reiteradamente a obedecerles y sorpresivamente se lanzó contra ellos, comenzando a golpearles con extrema violencia, viéndose obligados a defenderse como pudieron debido a la corpulencia del interno, al inesperado ataque y a la falta de medios materiales para repeler los golpes, fruto de los cuales resultaron heridos tres de ellos hasta que consiguieron reducirlo gracias a su pericia y diligente y rápida actuación". 

¿Por qué estaba siendo acompañado el agresor? Según apuntan desde el sindicato, tenía una orden de acompañamiento, clasificado en el artículo 75.2 del reglamento penitenciario, que exige al centro que se extremen las precauciones y cautelas para así velar por su vida al estar en peligro y amenazado por otros reclusos de la prisión.

Esta particular clasificación se mantiene hasta que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias acuerda trasladarlo a otra cárcel, donde ya podría disfrutar del régimen de vida ordinario con el resto de nuevos internos.

"En esta situación, a la espera aún de traslado, sigue encontrándose este preso de nacionalidad rumana pese a los numerosos incidentes regimentales que ya había y ha protagonizado en Topas", advierten en un comunicado.