La Zona de Bajas Emisiones de Salamanca, el área sin tráfico que la ciudad tendrá que tener antes de que acabe 2023, sigue dando pasos de manera inexorable. Ya están en marcha casi todos los contratos que afectan a las peatonalizaciones están ya en marcha, incluso una de las calles que 'cerrará' el acceso de coches, la calle Ancha, ya está terminada; está decidido dónde se instalarán los nuevos pasos de peatones inteligentes; también se ha licitado el gran contrato para adquirir las cámaras nuevas y adaptar las existentes y un centro de control para contar con el sistema que vigilará los accesos no autorizados. Pero todavía hay decisiones que tomar.

El proyecto presentado por el consistorio para la implantación de la ZBE ha recibido el 100% de la financiación solicitada y adquiere un compromiso ineludible: verificar que las medidas que se van a tomar tienen un impacto positivo. La normativa que obliga a restringir la circulación en todas las capitales de provincia incluye la obligación de medir los resultados y para eso Salamanca contará con una nueva red de control de calidad del aire que, además, podrá tener funciones en el tráfico: ante posibles episodios, servirá para tomar decisiones.

El control de acceso va a ser estricto. Cuando a ZBE entre en vigor, no tendrá nada que ver con el actual sistema de permisos de acceso bastante 'laxo'. Ahora mismo se controla que quienes acceden a calles peatonales lo hagan como autorizados, pero más adelante se requerirá una etiqueta de la DGT, todavía por definir de qué nivel. Habrá excepciones (por ejemplo, los vehículos históricos del Museo de Historia de la Automoción), pero también vehículos que no podrán circular.

El motivo es que es una exigencia de la norma y de la ordenanza que se está elaborando y que pronto estará lista porque, aunque hay margen hasta finales del año que viene, es probable que la medida empiece a funcionar antes para 'rodarla'.

Red de control

En estos momentos, la capital cuenta sólo dos estaciones de medición de contaminantes, dependienes de la red de la Junta, que ofrecen información. Son pocas y se echan en falta algunas que permitan medir la contaminación que genera la circulación, y tendrían que estar en el centro, donde ahora mismo no las hay.

Para paliar esta carencia, el consistorio tiene previsto el despliegue de una red propia de medidores que permitan controlar todos los parámetros de calidad del aire. Los primeros se instalarán como parte del proyecto Life Vía de la Plata, un corredor de cerca de 7 kilómetros que se transformarán con más vegetación y menos coches atravesando la capital de Norte a Sur. Estos medidores ya están licitado por cerca de 100.000 euros que incluyen la construcción de prototipos, su uso, mediciones y conclusiones.

Tráfico y contaminación

Estos sensores y la red completa prevista se extenderán por buena parte de la ciudad para monitorizar la contaminación y condiciones de la atmósfera que respiramos. En un momento dado, serán capaces de detectar episodios de alta contaminación y ayudar a tomar algunas decisiones de tráfico.

En casos extremos, podrían determinarse restricciones más severas en caso de episodios de contaminación, tal y como ocurre en otras ciudades que tienen implantados sistemas de acceso. Está por determinar bajo qué umbrales sería, pero podría llegar a cerrarse el acceso o limitarlo a determinadas condiciones.

No será habitual porque el área de la ZBE de Salamanca va a ser fundamentalmente peatonal y siempre habrá que permitir la entrada a vecinos, servicios de emergencia... Pero si la contaminación sube, en otras ciudades sólo se permite ir a garajes, por ejemplo.