Hoy se cumplen 50 años de la muerte de Francisco Franco, el dictador que dirigió España durante casi cuatro décadas, desde el final de la Guerra Civil hasta su deceso por causas naturales.

En aquellos casi 40 años proliferaron los símbolos, placas, carteles y grabados progandísticos de la labor del régimen, especialmente en las sedes de los organismos y administraciones. Se convirtieron en parte del paisaje, hasta que la ley de Memoria Histórica dictaminó que no tenían cabida en una democracia y, básicamente, los condenó a desaparecer.

En Salamanca se taparon o se rehicieron algunos escudos que adornaban edificios públicos y también se repintó el mural del salón de plenos del Ayuntamiento. Otros emblemas siguen en su sitio por cuestiones artísticas o estructurales del edificio, como las águilas del actual Centro Internacional del Español, pero debidamente 'resignificadas' con carteles explicativos de qué representaron. 

¿Qué hacemos con el medallón?

El nudo gordiano de Salamanca estaba en la mismísima Plaza Mayor: era el medallón de Franco, que ocupaba un lugar en el Pabellón Real y desde hacía tiempo era un morboso punto de atracción turística y una diana para los globos llenos de pintura que de vez en cuando sus detractores estampaban contra él, especialmente en fechas como el 18 de julio (inicio de la Guerra Civil) o el propio 20 de noviembre. 

Algunas voces argumentaban que había que dejarlo porque formaba parte de un monumento; otras replicaban que no era así y que había que retirarlo. Finalmente, tras años de tira y afloja en los tribunales, una sentencia judicial obligó a someter la decisión al criterio de las autoridades de patrimonio y éstas bajaron el pulgar: el medallón no estaba amparado por la protección monumental de la Plaza.

El día elegido fue un tórrido 9 de junio de 2017. Ante la mirada de docenas de testigos, los operarios colocaron andamios para tapar el relieve. A continuación lo desengancharon del pilar de la Plaza (no estaba tallado sobre ésta, sino 'pegado'), lo metieron en una caja de madera y se lo llevaron en un camión, sin más ceremonias ni contemplaciones.

Y hasta hoy. El medallón de 450 kilos fue depositado en el DA2 de Salamanca y ahí sigue. Fuentes municipales explican que está guardado al amparo de ojos curiosos. El almacén del DA2 atesora docenas de obras de arte y una caja más o menos no molesta ni llama la atención.

Aunque en su momento se rumoreó que podría exhibirse en otros edificios como el Centro de la Memoria Histórica, desde el Consistorio niegan que hayan recibido peticiones formales en ese sentido.

50 años después de la muerte de Franco, su medallón tampoco se echa de menos.