Había dos caminos posibles para Perfumerías Avenida en su visita a Suiza: que el choque ante Nyon escarbara un poco más en la herida abierta días atrás, o que sirviera como una especie de venda para cubrirla, aunque sin curarla del todo. Finalmente, la victoria y el pase a la siguiente fase de la Eurocup como primero de grupo permitieron respirar, pero el partido dejó al descubierto que el equipo sigue atenazado, jugando con más temor que confianza.

El conjunto azulón arrancó bien, con claridad de ideas y una evidente superioridad interior. Avenida, que ya conocía de primera mano al rival tras el duelo de Salamanca, sabía por dónde podía hacer daño. Sus primeras posesiones fueron una declaración de intenciones: buscar dentro, aprovechar la movilidad de sus interiores y castigar cerca del aro. Mous, más rápida que Coffee, dominó en el arranque con seis de los primeros ocho puntos del equipo, mientras Cave sumaba también desde la pintura.

El control parecía absoluto, pero con las primeras rotaciones, Nyon empezó a cerrarse mejor y a dificultar los pases interiores. Avenida, que dominaba adelante, sufría atrás. Las transiciones del conjunto suizo encontraban huecos y provocaban faltas que les daban aire desde el tiro libre —cinco de los doce puntos locales en el primer cuarto llegaron así—, aunque el conjunto charro cerró el periodo con autoridad: 12-24, tras un triple de Stoupalova y una acción bajo el aro de Cave.

El segundo cuarto empezó igual de bien, con canasta de Erikstrup y triple de Meyers que ampliaban la renta. Desde el banquillo, Montañana pedía intensidad atrás y ritmo en la transición, sabedor de que la desconexión era uno de los males recurrentes del equipo. Sin embargo, tras un par de ataques precipitados y un triple local, el técnico se vio obligado a pedir tiempo muerto. Avenida seguía mandando en el marcador, pero sin control pleno: errores atrás, espacios innecesarios y una defensa demasiado permisiva daban alas a las suizas.

Formann, especialmente inspirada, castigaba sin descanso desde el perímetro. Cuatro triples suyos en el primer tiempo evitaron que Avenida abriera una brecha definitiva. Aun así, el conjunto salmantino mantenía el mando al descanso (33-47), con la sensación de que dominaba el juego, pero sin la contundencia ni la serenidad necesarias para cerrar el partido.

La reanudación fue el reflejo de los temores de Avenida. Nyon firmó un parcial de 4-0 que recortó la diferencia y llenó de dudas al equipo charro, que solo reaccionó con una canasta de Vilaró. El ataque se volvió espeso, con exceso de bote y poca circulación, y la defensa, lejos de sostener al equipo, se deshacía ante las penetraciones rivales. Formann seguía a lo suyo: otro triple y ya 24 puntos en su cuenta personal ponían el 53-58 y la preocupación en el rostro de Montañana. El tercer cuarto fue un suplicio: 24 puntos encajados y apenas 16 anotados, llevando el marcador a un 57-63 que reavivaba todos los fantasmas.

Avenida necesitaba un golpe de carácter, y lo encontró en el último cuarto con los puntos de Arrojo y Meyers, que devolvieron aire y confianza. Un robo y canasta de Zellous ampliaron la ventaja y, lo más importante, estabilizaron al equipo atrás. Con una defensa más cerrada y más agresiva en el rebote, las azulonas empezaron a contener los tiros liberados de las suizas.

Arrojo emergió como la jugadora que puso un punto más de intensidad y Avenida volvió a ponerse diez arriba y parecía controlar el ritmo, aunque Nyon no dejó de pelear, recurriendo a un juego físico que complicó los últimos minutos. El conjunto charro desperdició tres tiros libres consecutivos y varias opciones bajo el aro, situaciones que reflejaron el nerviosismo del equipo, todavía atenazado por el miedo a fallar.

A falta de cuatro minutos, Nyon se acercó de nuevo a cinco puntos (68-63) tras una pérdida, pero un acierto de Zellous devolvió algo de calma. Con poco más de un minuto por jugarse, la diferencia seguía en siete puntos, aunque la incertidumbre persistía. Formann, incansable, volvió a castigar desde el triple y puso el 75-70, pero el reloj ya jugaba a favor de Avenida, que con un par de buenas acciones de Soriano defendió con uñas y dientes hasta el bocinazo final.

La victoria (finalmente 78-72) permite a Avenida cumplir con lo esencial: ganar y seguir adelante en la Eurocup. El equipo se puso la venda y el resultado tapa momentáneamente la herida y mantiene viva la esperanza europea, pero las señales siguen ahí: un equipo que no termina de soltarse, que teme más perder que se atreve a ganar, y que necesitará mucho más que una venda.