De vivir en la calle a la esperanza: las inspiradoras historias de Carlos Manuel y Soledad en Salamanca

Ambos se vieron sin hogar y hallaron cómo recuperarse. Piden que no les prejuzguen por su pasado y respeto para todos, porque "a cualquiera nos puede pasar"

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De vivir en la calle a la esperanza: las inspiradoras historias de Carlos Manuel y Soledad en Salamanca
Soledad Gómez y Carlos Manuel García.
El autor esDaniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
Lectura estimada: 2 min.
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Dos usuarios de los recursos de Cáritas Salamanca han puesto hoy voz y cara a la campaña 'Sin hogar, pero con sueños'. El eje de ésta, presentada hoy, es mostrar cómo las personas que se han visto en la calle han logrado mantener su ánimo y sus esperanzas. 

Carlos Manuel García, de 50 años, recurre a Espacio Abierto para cubrir sus necesidades básicas, "sentirse una persona" y "soñar con un futuro mejor. Un pequeño cambio puede generar progresos o hacer que una persona cumpla sus sueños". Su mayor miedo ahora mismo es "el rechazo" y que la sociedad le haga sentir "culpable" de forma injustificada por haberse quedado en la calle. "Necesitamos que no se nos prejuzgue ni vivir con ese miedo", porque él ya sabe que cometió errores y ha aprendido que "el fracaso es parte de la vida. Todos nos podemos equivocar".

Dentro de un año está seguro de que "todo irá a mejor" y que habrá conseguido encontrar un empleo -está preparando un curso de soldador- y un hogar. "Voy a tirar para adelante", declaró, antes de pedir a quien se vea como él que "no deje de soñar. Es mejor rodearse de gente que hable de sueños y no de limitaciones. Siempre llega algo bueno. Y lo malo, hay que usarlo para crecer".

Soledad Gómez, por su parte, ha explicado que tiene 58 años, que cayó en la drogadicción cuando tenía "20 o 21 años" y que, aunque acabó enfrentada a sus allegados, cuando pasó por la cárcel "tenía a la familia en la cabeza". 

Esa idea le siguió acompañando. Terminó en el centro Padre Damián y "aquello fue mi luz". Al principio "tenía miedo de todo" pero con el tiempo fue avanzado, acudiendo a terapia... y acabó recuperando el contacto con la familia. En septiembre de este mismo año fue a verla y la recibieron "con los brazos abiertos". Conoció a sus sobrinos nietos y se vio capaz de comenzar a ayudar a otros en su situación. "Ahora me conozco. Sé por dónde tirar y por dónde no. Es un sueño cumplido, recuperar a mi familia".

Su mensaje para Salamanca es una petición de respeto a quien vive en la calle, porque "a cualquiera nos puede pasar". Cuando vean a alguien sin hogar, que se pregunten cómo reaccionarían si fuera su hermano o su sobrino, porque "podría acabar así".

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