El Ayuntamiento trabaja desde hace meses para acabar con uno de los problemas más comunes cuando llega la temporada de lluvias: el peligro de resbalones en las calles y plazas de la ciudad, especialmente en las que sufren más deterioro o desgaste. El Consistorio, de hecho, ya tuvo que abonar una indemnización a una vecina de Valladolid que en 2022 sufrió un patinazo en la calle Azafranal. 

La cuestión que está sobre la mesa y que lo explica todo es la falta de 'agarre' del suelo, expresado con un término tan técnico como inusual y que alude al índice de resistencia al deslizamiento: resbaladicidad. En pocas palabras, a menos resbaladicidad, menos estabilidad. 

Algunas losetas de la plaza del Liceo, por ejemplo, tenían un índice de 20, cuando el propio servicio de vialidad considera que este valor debe ser de al menos 45 "para poder formar parte de un itinerario peatonal accesible". Esas baldosas, igual que otras de las calles Toro o Azafranal, se han sustituido a lo largo de este año por otras de hormigón antideslizante y drenante. Los técnicos también han intervenido en varios segmentos de suelo de granito de las calles Tentenecio y Mirat, incrementando el índice de 25 a 90. La resbaladicidad, añade el informe, "es una característica crucial para garantizar la seguridad de los peatones y prevenir accidentes por resbalones"

Pizarra, granito y terrazo

El plan municipal, sin embargo, es más ambicioso y abarca mucho más allá del centro. El proyecto del servicio de vialidad incluye una lista de casi un centenar de calles y plazas de toda la ciudad susceptibles de ser evaluadas y mejoradas en pro de la seguridad de los peatones.

Las calles están clasificadas según su suelo, ya sea de pizarra, granito o terrazo, puesto que cada uno de estos materiales requiere un tratamiento diferente.

La distribución de losas de pizarra "no es muy frecuente, ya que normalmente no es la superficie principal de la calle; sino que son zonas puntuales a modo de franjas o tiras en el propio diseño". El Ayuntamiento, de hecho, sólo ha contabilizado 22 calles y plazas con pizarra, entre ellas Peña Primera o el Alto del Rollo. Aunque ya ha intervenido en algunos entornos (el ya citado caso del Liceo), prevé examinar las restantes y sustituir las losetas que no cumplan con los índice de resistencia al deslizamiento.

El granito es un material omnipresente en los suelos de Salamaca. Los expertos calculan que hay 196.000 metros cuadrados distribuidos por 354 calles. Para elegir las vías candidatas a una intervención, han seleccionado las 31 que sufren un "deterioro mayor" y que además tienen tramos de pendientes superiores al 6%, algunas tan populares como Alfonso IX, avenida de Portugal o Federico Anaya. La resbaladicidad del granito "depende mucho del tipo de acabado tenga la piedra, así como el grado de desgaste que presente", por lo que plantean "abujardar las losas" para dotarlas de una textura "más rugosa". 

Finalmente, el terrazo puede ser "resbaladizo" si se humedece. En Salamanca hay casi 424.000 metros cuadrados de suelo cubiertos con dicho material, sobre todo en los barrios de El Rollo, San José, Zurguén, Capuchinos, Blanco y Chinchibarra. Los especialistas municipales priorizarán las calles "con una elevada pendiente y cuya superficie sea compatible con las actuaciones realizadas por el Servicio de Conservación de infraestructuras viarias de Salamanca". La calle Alberto Durero o la plaza de los Escritores cumplen con ambos criterios, según recoge el informe técnico.

El fin último de estas actuaciones, al margen del tipo de suelo, es "la mejora de los pavimentos de la ciudad con el fin de mejorar las condiciones de resbaladicidad de los mismos".