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Margarita Becedas se despide de Biblioteca Histórica de la USAL: "Trabajar aquí es de lo mejor que te puede pasar"
Hasta ahora ha sido su directora y acaba de jubilarse tras casi 30 años de servicio para conservar uno de los fondos bibliográficos más importantes del país
Entre códices, manuscritos y primeras ediciones ha pasado Margarita Becedas buena parte de su vida profesional. Durante casi 30 años ha sido la responsable de custodiar uno de los fondos bibliográficos más valiosos del país: el de la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. Ahora, con su jubilación, cierra una etapa en la que ha impulsado proyectos de conservación, digitalización y divulgación que han abierto las puertas de la biblioteca al mundo. TRIBUNA ha hablado con ella sobre su trayectoria, los desafíos del pasado y su visión del futuro de este espacio emblemático.
Llegó a la USAL en los 90 y desde 1997 ha dirigido una biblioteca que ha cambiado mucho en estos años y que conserva un legado que es testigo de la cultura, la ciencia y la investigación de los siglos pasados. Su carrera la ha cerrado en un día en el que todas las miradas estaban puestas en Rafa Nadal mientras recibía su doctorado honoris causa. El extenista y su familia ha sido la última visita a la que ha enseñado la Biblioteca General Histórica, pero casi 30 años de trabajo dan para mucho.
Y es que esta biblioteca es mucho más que una sala bonita. Como a ella le gusta decir: "La biblioteca tiene la gran suerte de tener una sala magnífica, que la cuidamos mucho, pero es sobre todo una biblioteca de investigación. Cuando la gente vea la biblioteca desde el cristal, que no piensen 'qué museo tan bonito', que sepan que por detrás hay muchísimo trabajo y que estamos todo el día trabajando para que la biblioteca sea útil para la investigación".
- ¿Qué balance hace de estos casi 30 años vinculada a la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca?
Empecé hace casi 40 años siendo facultativa del Estado, estuve un tiempo en la Biblioteca Nacional, tres años en la Universidad de Valladolid y después me vine a Salamanca en 1990. Estuve unos años en el servicio de bibliotecas en unos años en los que se produjo el gran despegue de las bibliotecas, de la informatización, de la digitalización. Y solo para la Biblioteca Histórica estoy desde 1997. El balance es muy positivo porque trabajando ahí no se puede tener otro balance. He tenido un equipo de trabajo francamente bueno y hemos abierto mucho la Biblioteca Histórica, la hemos controlado, hemos hecho mucha catalogación, se ha hecho mucha digitalización para poner los libros y la prensa de acceso libre en internet, se han hecho muchas exposiciones nuestras y hemos prestado muchos libros para exposiciones fuera y hemos tenido mucha cooperación con otras instituciones y con otras bibliotecas históricas. El balance es positivo porque hemos aprovechado todas las posibilidades que la evolución nos brindaba, no nos hemos quedado encerrados en nuestros despachos, sino que hemos hecho mucho más. He tenido mucha suerte porque trabajar aquí es una de las mejores cosas que le puede pasar a un bibliotecario.
- ¿Cuáles han sido los grandes retos a los que se ha enfrentado durante estos años?
El gran reto ha sido la catalogación y la digitalización, pero también la restauración porque son libros que habían estado muy usados en su momento. Tenemos muchos libros muy buenos con necesidad de restauración, por eso nos hemos movido mucho para ello pero queda mucho por hacer. Todos estas labores se resumen en algo que me gusta mucho decir, que es buscar el equilibrio entre la conservación y la difusión. Lo que hemos hecho todos estos años es ser muy conscientes de que somos una biblioteca de conservación, pero también hemos querido abrirla a los investigadores y al resto del mundo en lo que se pueda. Por lo tanto, hay que buscar el equilibrio para que no le pase nada a los libros pero que podamos difundirlos.
En el caso de la digitalización estoy muy orgullosa de que empezamos a digitalizar la prensa histórica salmantina. Todo lo que consideramos que era prensa realizada en Salamanca, como revistas del siglo XVIII y del siglo XIX, todo eso se ha restaurado, digitalizado y colgado en la biblioteca digital de prensa histórica. También se han digitalizados muchos libros y todos los incunables.
Hace años nadie pensaba que hubiera que invertir dinero en la biblioteca más allá de enseñarla
- ¿Cómo ha cambiado la Biblioteca en estos casi 30 años?
Ha cambiado mucho porque las técnicas, la tecnología y la evolución de la Universidad nos ha ayudado mucho. Cuando yo llegué, al igual que pasaba en todas las bibliotecas históricas, los libros antiguos era algo muy desconocido. Lo conocíamos los investigadores, pero nadie se enteraba apenas. Nosotros tenemos la suerte de que como tenemos una sala tan bonita, éramos más o menos conocidos. Pero nadie pensaba que hubiera que invertir dinero en la biblioteca más allá de enseñarla. Por aquel entonces no estábamos nada abiertos, los catálogos y los ficheros estaban cerrados, se ponían muchos problemas para la investigación y era una biblioteca que la usaban los estudiantes y los investigadores estaban en una sala muy pequeña. Muy pronto hicimos obras, la convertimos solo en una biblioteca de investigación, la sala de investigadores comenzó a tener libros de libre acceso y comenzó la digitalización.
Algo de lo que estoy muy contenta es de que durante estos años hemos prestado muchos libros a exposiciones que no eran nuestras, a exposiciones nacionales o internacionales. Es raro la temporada en la que no tenemos dos o tres libros fuera de Salamanca y eso ha hecho que se nos vea más con algo que siempre me ha obsesionado mucho, que es que no digan 'mira que biblioteca más bonita', sino que digan que además de una sala bonita Salamanca tiene una biblioteca potente, con mucho fondo y que se mueve.
- ¿Se ha notado el aumento en la llegada de investigadores o de citas en trabajos de investigación?
Notamos muchas peticiones de investigadores en línea. Esto de la digitalización es una 'trampa' para todas las bibliotecas históricas porque cuanto más digitalizado y más puesto en internet tengas el fondo menos usuarios presenciales tienes porque ya no necesitan venir. A veces es un poco desesperante ver que hay pocos usuarios presenciales. Pero, a cambio, se ha triplicado el número de peticiones en línea porque se puede descargar pero si se necesita más resolución o publicar algo hay que pedirlo. También se ha triplicado el número de libros que te mandan los investigadores en reconocimiento de lo que la biblioteca le ha ayudado y en los que aparecemos en los agradecimientos.
También hemos intentando que venga gente joven que está haciendo la tésis y prácticas de máster. Mientras que antes la mayoría de los usuarios era gente mayor, profesores normalmente, ahora tenemos ambiente de gente joven que está trabajando.
- Durante los trabajos de catalogación se han realizado algunos descubrimientos de fondos, ¿alguno que le haya sorprendido?
Desgraciadamente no hay tantos descubrimientos o son descubrimientos que para nosotros son muy importantes pero son menores a la hora de poderlos sacar. Pero, hace un tiempo, nos salió en un manuscrito del siglo XV como hojas de guarda un fragmento del Roman de la Rose, uno de los grandes manuscritos de Francia del siglo XIII. Era una auténtica joya. También en la catalogación de los incunables y de los primeros años del siglo XVI hemos llegado a identificar hasta tres libros que creíamos que eran del siglo XVI y resultaron ser incunables. Los libros estaban catalogados en fichas manuales y hemos vuelto a coger cada uno de los libros y hemos ido catalogando y han salido donantes, gente que no sabíamos que había regalado libros a la biblioteca y nos hemos encontrado con que están firmados, manuscritos que no sabíamos su procedencia.

Libro en el que se encontraron fragmentos del Roman de la Rose (Foto: USAL)
- ¿Algún libro que le hubiera gustado conseguir y que no tenga la Biblioteca General Histórica de la USAL?
Hay dos libros con los que siempre me quedaré con las ganas. Uno es tener un Beato de Liébana. Los llamados 'beatos de Liébana' son unos manuscritos del siglo XIII y son comentarios al apocalipsis. Tenemos un comentario al apocalipsis del siglo XIII muy bonito, lleno de rasgueos e iniciales en color, pero los más conocidos son los que tienen grandes imágenes de los cuatro jinetes del apocalipsis, del mapa del mundo del siglo XII, los beatos de Liébana ilustrados. De esos hay pocos en el mundo y siempre me ha dado pena no tener eso. Me extrañaba de que una universidad tan rica no lo tuviera y hace unos años vimos cómo libro del mes en la British Library era un Beato de Liébana. Ellos tenían perfectamente documentado el origen de cómo les había llegado y cuentan que es un manuscrito que les ha llegado de la Universidad de Salamanca, del colegio mayor San Bartolomé, y nosotros no teníamos ni idea. Los manuscritos de los colegios mayores nunca llegaron a la biblioteca de la USAL. Cuando se cerraron en la época de Carlos IV se fueron a la Biblioteca Real a Madrid y en esa época algún manuscrito fue regalado por José Bonaparte y termina en manos de uno de los militares más importantes de Inglaterra en la Guerra de la Independencia, cuya familia en algún momento se lo vende a la British Library. Y una de las cosas que siempre me hubiera gustado tener es ese Beato porque hubiera redondeado la riqueza que tiene la Biblioteca.
Y el otro que me hubiera gustado tener es la Gramática Castellana de Nebrija. Nebrija terminó con malas relaciones con la Universidad y publica en 1492 en Salamanca la primera gramática impresa de una lengua vulgar. Él puso impreso lo que podían ser las reglas de la lengua castellana en un momento en el que la lengua castellana se hablaba pero no se escribía porque no era la lengua vehicular cultural. Existen algunos ejemplares en España pero nosotros lo tenemos y no tenemos ninguna noticia de que alguna vez lo hubiéramos tenido ni en un colegio mayor, ni en los Jesuítas ni en la propia universidad. Posiblemente hubo dos razones. Una es que no se estudiaba en castellano, se estudiaba en latín, por lo que nadie iba a estudiar la gramática castellana. Y otra es que él acabó muy mal con la Universidad, por lo que es probable que se las llevara con él.
Me hubiera gustado que la Biblioteca tuviera un Beato de Liébana ilustrado y la Gramática Castellana de Nebrija
- La Biblioteca recibe muchas visitas institucionales de personalidades cuando vienen a Salamanca, ¿alguna que le haya impactado y recuerde con cariño?
Además de Rafa Nadal, visitas que guardo con mucho cariño son las visitas de los Reyes, especialmente del rey Felipe el día que vino con el presidente de Portugal. Fue una visita muy bonita con dos personas que claramente se llevaban bien y eran encantadores entre ellos. Recuerdo también muy bien la visita de las reales academias, de la reina Sofía en varias ocasiones, especialmente la vez que vino hace poco con la reina de Suecia y fue muy bonita. Cuando entramos en la sala de incunables y abrimos las puertas vimos unas pinturas que hay del siglo XVII y la más graciosa es una que reproduce un aula con un dominico dando clase y ninguno de los alumnos está mirando al profesor. Lo comenté, les gustó y la reina de Suecia preguntó si podía sacar una foto para sus nietos.
También fue muy bonita la visita de Caetano Veloso y de escritores como Antonio Muñoz Molina, que llegó con una humildad, una curiosidad y una sencillez fantásticas.

Margarita Becedas con la embajadora de EEUU en España (Foto: USAL)
- ¿Por dónde pasa el futuro de la Biblioteca General Histórica?
Pasa por seguir evolucionando de acuerdo con la apertura, la digitalización y las nuevas tecnologías que van llegando. Se harán cosas nuevas, pero la persona que se queda ahora ha sido mi colaborador más directo en los últimos años y él seguramente hará cosas nuevas, pero en ningún momento va a hacer algo radical. Va a haber cosas nuevas, se va a terminar la catalogación, se va a terminar la digitalización de los manuscritos y mantendrá el equilibrio entre la conservación y la difusión.
- ¿Qué mensajes le darías a tu sucesor al frente de la Biblioteca General Histórica de la USAL?
Que se apoye en el equipo y algo tan simple como dedicarle a la biblioteca tiempo y que pueda decir he trabajado lo más que he podido, lo mejor posible y lo mejor que me han dejado.








