El 'taxi indestructible' de los 80 vuelve a brillar en Salamanca

El Museo de Historia de la Automoción expone como pieza del mes un Mercedes-Benz 190 D 2.5 de 1988

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El 'taxi indestructible' de los 80 vuelve a brillar en Salamanca
Mercedes-Benz 190 D 2.5 de 1988
El autor esTeresa Sánchez
Teresa Sánchez
Lectura estimada: 2 min.
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El Museo de Historia de la Automoción de Salamanca (MHAS) rinde homenaje este octubre a uno de los coches más recordados por los salmantinos: el Mercedes-Benz 190 D 2.5 de 1988, una joya de ingeniería alemana que durante años se ganó la fama de 'indestructible' por su resistencia y fiabilidad. Muchos de estos modelos eran utilizados como taxis en ciudades y pueblos por su bajo consumo y resistencia. 

Procedente de Sabadell (Barcelona) y perteneciente a la colección Familia Adam-Sanahuja, el vehículo fue donado al museo en 2018 y desde entonces ha prestado servicio en diversas actividades. Su presencia en las calles salmantinas despierta la nostalgia de muchos vecinos que aún lo reconocen al pasar.

El Mercedes 190 marcó un antes y un después en la marca de Stuttgart. Fue el primer modelo que permitió a Mercedes adentrarse en el segmento de los sedanes compactos de lujo, sin renunciar a los valores que la hicieron legendaria: confort, seguridad e innovación técnica. Bajo el capó, el 190 D 2.5 montaba un motor diésel atmosférico de 2,5 litros, célebre por su durabilidad y bajo consumo, cualidades muy apreciadas en una época donde la economía de combustible empezaba a ser una prioridad. Además, introdujo mejoras que lo convirtieron en un referente técnico de los años 80: una aerodinámica avanzada, suspensión trasera multibrazo y altos estándares de seguridad, rasgos que definieron el futuro de la marca.

Este modelo también coincidió con un cambio estratégico en la comunicación de Mercedes-Benz. La firma simplificó su sistema de nomenclatura, combinando números y letras para facilitar la identificación de sus vehículos. Así, la "D" indicaba un motor diésel, la 'E' correspondía a la inyección electrónica, la 'L' a versiones largas y la 'K' a modelos con compresor.

Este nuevo código se convirtió en un sello de identidad y acercó la marca a un público más amplio, modernizando su imagen sin perder prestigio.

Hoy, el Mercedes-Benz 190 D 2.5 de 1988 no solo es una pieza mecánica; es un testimonio de una época dorada del automóvil europeo. En el MHAS, su carrocería impecable y su motor robusto evocan una era donde el diseño, la ingeniería y la fiabilidad se combinaban a la perfección.

Salamanca vuelve así a escuchar el ronroneo tranquilo de un clásico que, más que ruido, deja historia.

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