Este sábado el centro de Salamanca ha vivido un acto lleno de simbolismo: decenas de sandías artesanales, de tamaño aproximado a una mano, colgadas o dispuestas en puntos estratégicos de calles y plazas, con códigos QR que llevan al manifiesto de la iniciativa. La acción, organizada por el colectivo ciudadano 'Manos con Palestina', ha contado con la participación de mujeres artesanas que han tejido, pintado, bordado y cosido estas piezas que, en palabras de las promotoras, no son meros objetos decorativos, sino herramientas de denuncia. Su intención es clara: visibilizar lo que consideran un genocidio en Gaza y recordarle a la sociedad que "el silencio no es una opción. "Hoy, con cada sandía, decimos: Palestina vive, Palestina resiste", señalaban las organizadoras durante el acto simbólico, en el que también se fue leyendo el manifiesto con el mensaje de la campaña.

Las sandías se han situado a una altura adecuada para que los transeúntes pudieran verlas con facilidad, llevárselas como recuerdo o, simplemente, escanear el código QR para acceder al manifiesto disponible en varios idiomas.

Esta intervención forma parte de una acción global planificada por 'Manos por Palestina', una iniciativa que ya ha alcanzado presencia en 151 ciudades del mundo. En Salamanca, se ha impulsado especialmente en el Barrio del Oeste El uso de la sandía no es casual: sus colores evocan la bandera palestina, y su simbolismo ha sido adoptado como forma de resistencia frente a la censura o la prohibición de exhibir la bandera en algunos contextos.

Además del reparto y colocación de las piezas, se hizo un reconocimiento especial a la Global Sumud Flotilla, cuyo objetivo era romper el bloqueo israelí a Gaza mediante una misión marítima humanitaria. Según informan medios internacionales, Israel interceptó la mayor parte de los barcos del convoy, deteniendo a cientos de sus tripulantes. 

Amnistía Internacional ha denunciado que muchas de estas interceptaciones fueron ilegales, afirmando que las detenciones de los activistas constituyen una violación de los derechos humanos y un intento deliberado de impedir ayuda humanitaria a Gaza. 

La acción en Salamanca refleja cómo el activismo creativo —o craftivismo— se ha convertido en una vía para unir estética y protesta pacífica. Las organizadoras defienden que este tipo de intervenciones desarma (en sentido simbólico) el enfrentamiento, al tiempo que involucra a comunidades diversas, desde niñas y niños hasta personas mayores.