¿Qué personajes ilustres descansan en el cementerio de Salamanca?

Las visitas guiadas en el camposanto permiten descubrir la tumba de 14 nombres propios de la provincia

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¿Qué personajes ilustres descansan en el cementerio de Salamanca?
Tumba de Filiberto Villalobos en el cementerio de Salamanca. Foto: Arai Santana.
Manel Pacho / Daniel Bajo
Lectura estimada: 8 min.
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El mes de octubre arrancaron las visitas guiadas en el cementerio San Carlos Borromeo de Salamanca. Sesiones de una hora cada una, todas ellas con un "absoluto respeto" por el lugar, tal como expresaba el alcalde en la presentación de esta iniciativa. 

Durante esos cerca de 60 minutos, los asistentes recorreren 39 puntos marcados con infografías, descubriendo rincones como la capilla, la cruz de los Irlandeses, el Ángel de la Muerte, el Memorial de la Guerra Civil o el crucero de San Cebrián. Pero también las tumbas de nombres tan ilustres como los de Miguel de Unamuno, Filiberto Villalobos, Rafael Farina, Manuel Villar y Macías o Enrique Esperabé de Arteaga Lozano, entre otros. Todos ellos con datos y explicaciones para conocer más a fondo sus figuras.

En total recorreren los caminos para descubrir 14 tumbas, la misma cifra que las de los panteones. Muchas de ellas cuentan con códigos QR para disfrutar de audios explicativos, descubriendo construcciones llamativas y el lugar de descanso de estos personajes ilustres. Pero, ¿qué personas ilustres se encuentran enterradas en el cementerio de la capital salmantina?

Manuel Villar y Macías. Historiador

Nació en 1828 y falleció en 1891. Según recoge la Real Academia de Historia, ejerció como poeta, escritor, columnista e historiador. Su obra historiográfica comenzó con la reedición del Fuero de Salamanca "pero su obra cumbre fue la Historia de Salamanca, que superó a toda la historiografía eclesiástica y erudita que le precedió" gracias al uso de fuentes inéditas. Su metodología anticipó "tendencias historiográficas posteriores", añade la Real Academia. Fue vocal de la Comisión Provincial de Monumentos, conservador del Museo Provincial y académico de las Reales Academia de Bellas Artes de San Fernando e Historia. Se suicidó en 1891 tras "una crítica acerba" por un error en la datación del Colegio Fonseca.

Filiberto Villalobos. Diputado, ministro y médico

Nació en 1879 en Salvatierra de Tormes, de donde se trasladó a Salamanca para estudiar bachillerato y medicina. Según la Real Academia de Historia, mostró una notable preocupación social que le llevó a fundar la Unión Escolar y organizar cursos de difusión cultural. Ocupó la tenencia de alcaldía de Salamanca -y la propia alcaldía de forma interna- hasta que en 1913 fue elegido diputado por el Partido Reformista. Consiguió la reelección en varios comicios y recibió de buen grado la II República, de la que acabaría siendo ministro de Instrucción Pública varios años. Acabaría abandonando su partido liberal demócrata y considerado un político "centrista" para los criterios de la época. En 1936 abandonó la política. Fue detenido en agosto de ese año y liberado en abril de 1938 para ejercer la medicina hasta 1955. Hoy en día presta su nombre a un colegio y a una avenida de Salamanca.

Gonzala Santana. Filántropa

Nació en 1844 y pasó a la historia de la ciudad por su generosidad con sus vecinos. Quedó huérfana siendo joven y decidió permanecer soltera y emplear sus recursos en beneficiar a sus paisanos. En palabras de la guía de 'Mujeres en la Historia de Salamanca', editada por la fundación Ciudad de Saberes "prefirió quedarse soltera y rica, por eso la llamaban 'la pollita de oro'". Añaden que "perdonaba los alquileres de sus fincas si las cosechas no habían sido buenas", que dóno dinero "para que construyeran un colegio y creó becas de estudio" para los niños pobres "a los que llamaron los 'gonzaieros'. Fue una de las principales benefactoras de la cofradía de la Vera Cruz. A su muerte, con su fortuna se creó una fundación para que los más necesitados continuaran gozando de las becas de estudio". Salamanca le dedica una calle junto a la Filmoteca Regional. Su antigua casa es hoy un negocio de hostelería anejo al palacio de Monterrey. 

Venancio Gombau. Fotógrafo

Nació en Cabanillas de la Sierra (Madrid) y pasó a la historia por inmortalizar a Salamanca y a sus vecinos. Llegó a Salamanca con 20 años para trabajar en el estudio de su cuñado, cuya labor continuaría tras fallecer este. Según la Fundación Siglo, "de la ciudad charra, de los pueblos y gentes de la provincia dejó un amplio testimonio documental y alcanzó un sólido prestigio como reportero y retratista a finales del siglo XIX. Reportajes de calles, edificios y plazas, fotografías de estudio, retrato de tipos populares, acontecimientos sociales, reportajes de prensa, es el amplio legado que dejó Venancio Gombau Santos". Falleció en 1929. Sus hijos Amancio y Guzmán continuaron con la labor familiar de retratar a los salmantinos. 

Miguel de Unamuno. Filósofo, escritor, rector

Quizá el personaje más famoso del camposanto salmantino, aunque no era paisano, sino vizcaíno. Su historia es de dominio público. Llegó a Salamanca en 1891 como catedrático de Griego y desde entonces su silueta, sus obras y su pensamiento quedaron unidos a la ciudad. Fue rector de la Universidad (prácticamente la salvó de desaparecer), le desterraron por sus críticas al estamento militar, se codeó con Ortega y Gasset, Blasco Ibañez o Rilke, fue candidato al Nobel de Literatura (se dice que el Gobierno español hizo saber al sueco que no le agradaba la idea…), proclamó la II República desde el balcón del Ayuntamiento, pronunció el 'venceréis, pero no convenceréis' y murió la nochevieja de 1936. Salamanca le dedica una calle, una estatua y un medallón en la Plaza Mayor. La Universidad, su campus principal. Genio y figura.

Enrique Esperabé. Catedrático, rector y político

Nació en 1868, hijo del también rector Mamés Esperabé Lozano. Según la Real Academia de Historia, cursó filosofía y letras en Salamanca y "pasó a ser profesor y luego catedrático de la misma". Su actividad política "se desarrolló fundamentalmente al final de la Restauración, siendo elegido senador en las convocatorias de 1918, 1919, 1920 y 1923, siempre dentro de la minoría liberal albista. A pesar de ello, durante la dictadura de Primo de Rivera ocupó el cargo de rector de la Universidad de Salamanca, lo que le provocó importantes enfrentamientos con una figura ilustre, como era Unamuno, desterrado en Fuerteventura". También escribió varios tomos de historia de la Usal y "se ocupó de la historia local y del recuerdo de sus personajes ilustres". La calle Rector Esperabé está dedicada a su padre. 

Pedro Dorado Montero. Jurista

Nació en 1861 y pasó a la historia por sus aportaciones al derecho penal, disciplina que modernizó con las nuevas tendencias europeas. Ocupó la cátedra de derecho penal a partir de 1892, donde "ejerció la labor académica con abnegación y rigor, defendiendo criterios ideológicos que pronto encontraron la oposición de algunos alumnos y compañeros del claustro, así como de un sector de la ciudad encabezado por el influyente obispo padre Cámara". Mantuvo una "sostenida labor en revistas jurídicas y publicaciones con amplia resonancia cultural, como La España Moderna y La Lectura". Falleció en 1919. Su casa, junto al hotel San Polo, es hoy propiedad de la Usal. El centro de estudios también le dedica un aula de su edificio histórico.  

Basilio Martín Patino. Cineasta

Este salmantino nacido en Lumbrales pasó a la historia tras las cámaras de cine. Estudió Filología inglesa e italiana, pero acabó decantándose por el mundo del séptimo arte. Primero lo hizo promocionando el Cine Club Universitario del Seu y en la organización de las Conversaciones Cinematográficas Nacionales, tal como recoge la Real Academia de Historia. Posteriormente se graduó en la Escuela Oficial de Cine, dando paso a una carrera donde realizó trabajos como 'Torerillos', ganando el primer premio del Festival de Cine Documental de Bilbao. En 'Nueve cartas a Berta' reflejó el ambiente estudiantil de Salamanca, pasando en otros trabajos por temas tan variados como la Guerra Civil, lo que le valió el secuestro de uno de sus trabajos.

Rafael Farina. Cantante

La voz de Salamanca. Nacido en Martinamor bajo el nombre de Rafael Antonio Salazar Motos, despuntó por su voz desde pequeño y en 1949 se trasladó a Madrid, donde sus fandangos le valieron ser contratado por Antonio Márquez, representante de Conchita Piquer. Fundó su propia compañía y fue una figura destacada de los años 50 y 60 del siglo pasado, estando vinculado al mundo del toreo con varias de sus obras. Títulos como 'Mi Salamanca', 'Por Dios, que me vuelvo loco' o 'Vino amargo' son algunos de los temas que dejó para la historia. Llegó a salir en hombros en tres de sus actuaciones en Melilla, Valencia y Madrid. Su último concierto fue en Salamanca, ciudad donde descansa y en la que tiene una estatua a los pies del Palacio de Congresos. 

Norberto Cuesta Dutari. Matemático

Nacido en Salamanca con padre charro y madre argentina, fue un hombre de ciencias que llegó a ser catedrático de Análisis Matemático en la Universidad de Salamanca. Cuesta fue una parte fundamental de la vida cultural de una ciudad en la que fue concejal en la que, en la actualidad, cuenta con una calle dedicada a su figura. Como docente formó parte de centros de Granda, Ávila, Segovia y Salamanca, acabando sus días como docente en el cargo de catedrático en la USAL. Fue el autor de numerosos trabajos de investigación matemática y donó las obras de su biblioteca personal a la Universidad. Como miembro del Ayuntamiento de Salamanca, tal como indica la Real Academia de Historia, apoyó la construcción de un grupo escolar del Instituto femenino Lucía de Medrano, de la Escuela de Magisterio y de la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca.  

Carlos Revilla González. Actor

Su imagen puede pasar desapercibida, pero no así su voz. Este actor y director de doblaje ha entrado en millones de hogares de toda España, siendo reconocido por muchos por dar voz a personajes como Homer Simpson. Revilla fue parte de Radio Salamanca con varias de sus obras y novelas y, en 1953, fue incluido en el elenco de actores de la Cadena SER. Su vida cambió en los años 60 al adentrarse en los estudios EXA, empezando su camino en el mundo del doblaje. Puso voz a actores como James Stewart, Michael Caine, Bill Cosby, Jack Lemmon, Humphrey Bogart, Charles Chaplin o Groucho Marx. 

Agustín Casillas Osado. Escultor

Referencia en el mundo de la escultura, el salmantino cuenta con diversas obras repartidas por todo el país, así como en lugares como Portugal y Francia. Casillas fue reconocido por varios de sus trabajos, estando una de ellas -denominada 'Minerva'- en el rectorado de la Universidad de Salamanca. Sus trabajo más reconocido son 'El lazarillo de Tormes y el ciego', la cual se encuentra junto al Puente Romano, y el medallón de Miguel de Cervantes de la Plaza Mayor salmantina. En el año 2015 recibió la Medalla de oro de la ciudad de Salamanca. 

Cándido Ansede Requejo. Fotógrafo

Fotógrafo. A través de sus imágenes trató de representar los rincones y las personas de Salamanca de las décadas de los años 20 y 30. Destacó por el retrato coloreado, siendo este su sello. Fundó la revista 'Salamanca y sus costumbres' en 1928 y gran parte de su archivo profesional se encuentra en la Filmoteca de Castilla y León, donde todavía se conservan más de mil negativos de sus fotografías. Logró captar escenas de la época y lugares que hoy en día han pasado a la historia. Además, gracias a su cercanía con Miguel de Unamuno logró realizar centenares de retratos de este.

Felipe Lucena Conde. Químico

Catedrático en Ciencias Químicas y decano de la Universidad de Salamanca, según recoge la Real Academia de Historia fue el tutor de 35 tesis de doctorado y un centenar de licenciaturas antes de mudarse a Madrid. En tierras salmantinas dirigió una sección del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), director del Centro de Edafología Aplicada del CSIC, y director del Instituto de Orientación y Asistencia del Oeste. Chocó con el Ministerio de Educación Nacional al reclamar que se potenciaran las universidades que ya estaban en marcha antes de crear otras nuevas, siendo este el motivo de su destitución como rector en 1972. En 1974 fue nombrado director general de Enseñanza Universitaria. Está enterrado cerca de Miguel de Unamuno, tal como él mismo deseó. Cuenta con una calle a su nombre y con la primera Medalla de oro de la ciudad. 

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