La pregonera de las fiestas de la Virgen de la Vega, Sara Cuadrado-Castaño, explicaba en una entrevista que se sentía charra por los cuatro costados y las palabras pronunciadas desde el balcón del Ayuntamiento lo han corroborado.

Así, ha comenzado su discurso recordando sus peripecias en Garrido y los juegos en el depósito de aguas de la Chinchibarra, las piteras, las rodilleras en los pantalones "de las que presumía como si fueran medallas olímpicas" y la "gran ilusión" por las fiestas de Salamanca "porque suponía mi regreso a la ciudad, después de pasar el verano con mis abuelos en el campo y la vuelta al cole, que me hacía tan feliz"; y también porque implicaba bajar a los "cacharritos". "Mis dos hermanos y yo iniciábamos una insistente persecución familiar y nos las arreglábamos para conseguir que nos llevaran a las ferias dos o tres veces como mínimo… ah, y al circo".

"La Biblioteca de Libreros por la noche, era donde me podías encontrar…. Salvo que hiciera parada estratégica en el Bolero"

"Con el paso de los años, las ferias y fiestas de Salamanca fueron cambiando. En la adolescencia, mi pasión eran los conciertos de la Plaza" y en la época universitaria "la Biblioteca de Libreros por la noche, era donde me podías encontrar…. Salvo que hiciera parada estratégica en el Bolero, nuestro centro de reuniones, para encontrar inspiración, reencontrarme con mis queridos aspirantes a biólogos que volvían para el nuevo curso, para filosofar, arreglar el mundo, sosegar el espíritu… y soñar en grande", recordó.

La pregonera, instantes antes de salir al balcón.

En su pregón, aludió al doctor Juan Ayllón, "mi amigo y mentor en la sombra", quien la animó a plasmar sus "ideas de ciencia ficción" en algo tangible.

Ese algo son "nuevas viroterapias para eliminar el cáncer de colon, de pulmón, de mama; los más mortales y que afectan a más familias a nivel mundial. Y ahora he decidido continuar mi sueño desde aquí, Salamanca. Para que estas terapias lleguen a los pacientes de cáncer que necesitan cura y esperanza".

En la parte final de su pregón, agradeció a Salamanca "la educación que he recibido. Empezando por la guardería de la Cruz Roja, siguiendo por el colegio público Santa Teresa, Montessori y a mi Universidad, la USAL. Gracias a los magníficos profesores, que con su pasión por la enseñanza y entrega marcaron mi camino. Gracias por el deseo sincero de formar mejores personas. Tengo el privilegio de haber sido parte de esta comunidad, y lo valoro profundamente. Y me encanta explicarles a los de Harvard, y Yale, y el MIT, que el escudo de mi sudadera de capucha representa a Salamanca, ciudad universitaria con más de 800 años de excelencia, de ideas y de revolución intelectual y humana".

Sara Cuadrado-Castaño no regresaba a las fiestas de Salamanca desde hacía 13 años "y este año, por motivos más que obvios, son las más especiales. Gracias por darme esta oportunidad".