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El granito de arena de Salamanca: los bomberos de la capital que combatieron los incendios de la provincia
Se desplazaron a La Alberca y Cipérez, además de a Ponferrada, en León, para echar una mano en lo que fuera necesario: "nadie va por libre. Ni puede, ni debe"
Hace 10 días Salamanca ardía por los cuatro costados con fuegos en El Payo y Cipérez, incendios en la Sierra de Francia y conatos aquí y allá. Las autoridades, como si planificasen una batalla, desplazaban efectivos y planteaban tácticas para acabar con las llamas antes de que causasen aún más daño.
Tres dotaciones de bomberos de la capital salmantina también participaron en aquel despliegue, en respuesta al llamamiento de refuerzos lanzado por el Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) para hacer frente a la magnitud de los incendios. Fueron el granito de arena del Ayuntamiento de Salamanca en la lucha contra las llamas.
"Noria nodriza" en La Alberca
Desde el parque de bomberos de la capital explican su experiencia. Cuando otras administraciones han solicitado la activación de medios, el Ayuntamiento, "como en otras ocasiones", ha puesto los que tiene a disposición sin comprometer la propia seguridad de la ciudad. Citan como ejemplos los incendios de Monsagro y la Sierra de la Culebra en 2022 o las inundaciones de la DANA de Valencia hace menos de un año. Este 2025 les tocó echar una mano en La Alberca, Cipérez y Ponferrada (León).
"Cuando llegamos a La Alberca ya estaba controlado el acceso", recuerdan, así como la "interfaz urbana-forestal" del incendio (edificios del perímetro de los pueblos y ciudades o instalaciones aisladas como gasolineras o naves agrícolas, a caballo entre entornos urbanos y campestres)
Dado que no había peligro para la zona confinada, "hicimos de noria nodriza" suministrando agua a los vehículos de los bomberos forestales. Los especialistas de Salamanca explican que "nosotros estamos preparados para fuegos urbanos", de pastos y para la citada interfaz urbana-forestal, "pero no para los incendios forestales, porque los medios y los vehículos que se usan son distintos" y hay detalles -como el comportamiento del humo, por ejemplo-, que no tienen nada que ver. Su trabajo como norias nodriza evitó viajes a sus compañeros para recargar los vehículos.
El incendio de Cipérez fue harina de otro costal. "En varias localidades hicimos defensas de edificaciones, con mucho trabajo. Al ser un fuego de pasto fue mucho más rápido. Hay muchas pequeñas fincas y edificaciones dispersas. No es como en la Sierra, donde están mucho más concentradas. No hay tantas fincas ni pedanías. Es un tipo de trabajo muy distinto".
Finalmente, la actuación en Ponferrada fue "menos directa" y más como apoyo "por ser una zona más desconocida para nosotros".
"Es duro"
Los incendios forestales "son muy difíciles" de extinguir porque "son muy cambiantes por el viento, los cambios bruscos de las condiciones, la climatología, el combustible..." Son una pesadilla y un reto que deja huella a todos los niveles.
"El equipo va con unas órdenes, se pone a disposición de un mando de servicio y hace lo que les dicen". Qué hacer depende siempre del "mando y control" del incendio, que "elabora un análisis táctico" y a partir de ahí "actúa con los medios que tiene".
Lo primero es siempre "la vida de las personas. Y luego los bienes y el valor de los bienes". Y por supuesto "nadie va por libre. Ni puede, ni debe".
Así, y aunque los bomberos trabajan como un reloj suizo, revelan que "a veces el manejo psicológico puede ser duro" tras una intervención complicada en un incendio o un accidente. Los vecinos les brindan "apoyo, cariño y agradecimiento" por su labor, pero el 'día después' a veces es complicado. "Tratamos de hacer talleres con especialistas para que la gente aprenda a manejar esa empatía que se genera con la víctima. No dejamos de ser humanos y tenemos nuestro corazón. En el momento de la intervención te olvidas, pero luego es duro", concluyen.
La única parte 'buena' de un incendio son las lecciones que se pueden extraer de él. "Aprendemos de cualquier intervención, por muy pequeña que sea. Preparamos un informe posterior con las lecciones aprendidas, modificamos los protocolos operativos en cuanto a uso de medios y de recursos... nos retroalimentamos", revelan. "Tenemos protocolos que se reforman con estas experiencias y con todo lo que aprendemos, sobre todo sobre cómo mejorar en el trabajo y la coordinación con otros servicios", añaden desde el parque de bomberos de la capital.
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