La aerolínea irlandesa de bajo coste Ryanair ha endurecido su política contra los pasajeros conflictivos. A partir de ahora, cualquier viajero que sea expulsado de un vuelo por mal comportamiento será sancionado con una multa mínima de 500 euros, según ha anunciado la compañía en un comunicado publicado este jueves.

Esta penalización económica no sustituye otras medidas más severas, como acciones legales, que la empresa ya ha comenzado a aplicar. Ryanair advirtió que en los casos más graves reclamará daños y perjuicios, como ya ocurrió en enero pasado, cuando denunció por primera vez a un pasajero y le exigió 15.000 euros por los costes generados.

"Los pasajeros esperan viajar en un entorno cómodo y sin estrés", afirmó la aerolínea, que ha reiterado su compromiso de mantener vuelos seguros y sin interrupciones. En su comunicado, la compañía subrayó que, aunque estos incidentes son aislados, su impacto en un espacio reducido como la cabina de un avión puede ser grave.

La tolerancia cero ante altercados a bordo se enmarca dentro de una estrategia que busca proteger tanto a los pasajeros como a la tripulación, y disuadir cualquier actitud disruptiva. Ryanair calcula las sanciones económicas teniendo en cuenta los costes adicionales derivados del incidente: alojamiento de pasajeros, aterrizajes no previstos y otros gastos operativos.

El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, ya había alertado el verano pasado sobre el aumento de comportamientos violentos a bordo, especialmente en vuelos hacia destinos vacacionales. En ese contexto, propuso limitar a dos bebidas alcohólicas por pasajero en los aeropuertos, como una medida preventiva para reducir los altercados antes y durante el vuelo.