Un año más, y ya van siete, Salamanca alza la voz y el rugido de los motores contra una de las lacras sociales más preocupantes: el acoso escolar. Este domingo se celebró la VII Edición de 'Ruedas contra el Bullying', una iniciativa pionera a nivel nacional organizada por la Asociación Salmantina contra el Bullying y Ciberbullying (Ascbyc), que combina la pasión motera con la sensibilización social.

La jornada arrancó a las 11.00 horas en el Parque de la Alamedilla, donde decenas de motoristas se concentraron para mostrar su rechazo a la violencia escolar. A las 11.25, se procedió a la lectura de un manifiesto que subrayó la urgencia de frenar esta problemática. Tras ello, la caravana partió rumbo a Ledesma y luego a Sardón de los Frailes, mostrando su mensaje de apoyo y esperanza a lo largo del recorrido.

Carmen Guillén, presidenta de Ascbyc, explicó el origen y propósito del evento: "Esta concentración se inició hace siete años para dar visibilidad al acoso escolar y mostrar el apoyo a su lucha. Nuestra pretensión es que se conozca Salamanca y su provincia, por eso cada año pasamos por sitios distintos para visibilizar el problema en diversos puntos y mostrar los rincones más bellos de Salamanca".

Guillén fue clara al denunciar que el bullying es una responsabilidad compartida y que su mera existencia ya es motivo de alarma: "El bullying es preocupante desde que existe un solo caso. Es un fracaso del sistema educativo, judicial, social y sanitario… y de toda una sociedad que a veces se vuelve indolente e insensible ante temas que están a la orden del día y más cerca de lo que se piensa".

La presidenta insistió en que hay que actuar desde el primer momento en que una persona sufre: "Cuando hablan con los niños, se refieren a futuro, pero los niños son el presente. Tenemos que tener en cuenta que son prioridades, y las prioridades no se pueden dejar ir".

Durante 2024, Ascbyc atendió casi 200 casos de acoso escolar, algunos incluso de otras comunidades autónomas, y hasta internacionales, con denuncias llegadas desde México y Argentina. "Las estadísticas nos dicen que hay que seguir trabajando y visibilizando, porque a la hora de la verdad estamos más solos que la una", lamentó Guillén.

Pero el apoyo popular da fuerza para continuar. "Hoy tenemos la suerte de recibir el cariño de toda la gente que nos acompaña. Hay motoristas que vienen desde Valladolid, Madrid… hay que visibilizar nuestra lucha", añadió.

Para Guillén, este evento es mucho más que una concentración: "Para nosotros es el día a día, es nuestra manera de vivir. Lo vemos a través de otros, porque también lo hemos pasado. No es fácil, te vas a casa con sensaciones encontradas, pero sabes que tienes que seguir, precisamente para que otros no pasen por lo mismo".

Y cada pequeño paso cuenta. "Cada caso que conseguimos sacar adelante es un nivel de felicidad tremendo. Que alguien te pare por la calle y te diga 'sigue luchando, mis hijos ya duermen'… es un gusto. Cuando te vienes abajo, cualquier tipo de impulso te saca a flote".

Su mensaje final fue claro y contundente: "Hay que seguir educando. Este tipo de cosas no pueden seguir existiendo. Tenemos en nuestras manos ser conscientes de la realidad. No se puede mirar para otro lado ni tapar lo que ocurre. Un centro educativo, un padre, un profesor que tiene un problema, si lo soluciona, tendrá todo el cariño y respeto. Pero si hace lo contrario, acabará saliendo tarde o temprano. Lo primero que hay que hacer es reconocer que el problema existe".

La edición de este año fue más numerosa que nunca, algo que Guillén destacó con orgullo, "nos sentimos orgullosos del mundo motero. Siempre han sido compañeros y nos han tratado fenomenal. Que hoy estén aquí, incluso desde otras provincias y comunidades, es un gran impulso para continuar".