La cocinera Carme Ruscadella, una de las figuras más destacadas de la gastronomía mundial, ha aterrizado en Salamanca para participar en la primera Cumbre de la Gastronomía de Castilla y León. Con siete estrellas Michelin a sus espaldas y una carrera repartida entre el Sant Pau de Sant Pol de Mar y el de Tokio, así como el Moments de Barcelona, Ruscadella ha puesto en valor la importancia de cuidar "la excelencia de las cosas del comer".

"Se ha convertido en la postal amable que nos hace viajar. A nosotros visitar Salamanca y a los salmantinos visitar el mundo. Por lo tanto, cuidemos nuestra gastronomía, que cuenta nuestra historia, cuenta el origen y mantiene la calidad de nuestros productos", destacó.

Ruscadella no dudó en rendir homenaje al producto estrella de la tierra: el ibérico. "Fíjate, es de esos productos tan irrepetibles que un cocinero solo puede apagar el fuego y unirse a la fiesta. Es intocable, es algo irrepetible en el mundo. El jamón por sí solo merece reverencia y genuflexión", aseguró la chef, quien también subrayó la importancia de la transmisión vocacional: "La gastronomía debe surgir, no se puede imponer. Merece una pasión desmedida".

La reconocida cocinera llegó acompañada por su hijo y sucesor, Raüll Balam Ruscadella, que reivindicó la autenticidad de cocinar con memoria y producto local: "Lo más innovador hoy en día es el respeto para el producto más cercano posible".

El evento, que se celebra durante dos días en la ciudad Patrimonio de la Humanidad, reúne a chefs de renombre como Oriol Castro, de Disfrutar, actual mejor restaurante del mundo, y la eslovena Ana Ros, quien elogió el legado culinario de la ciudad y el valor del cerdo ibérico como "una parte de la cultura" española.

La cumbre pone el foco en temas como la sostenibilidad, la innovación y el arraigo territorial, en un entorno que combina historia, patrimonio y sabores de proximidad. Una fusión que convierte a Salamanca, por unos días, en la capital internacional de la alta cocina. 

Foto-Fuente: Ical