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Hablan las vecinas del crimen en Santa Marta: gritos de 'basta ya' y un golpe fuerte y seco

También han declarado los amigos del supuesto autor, D. G. M, a los que envió fotos de la víctima

Hablan las vecinas del crimen en Santa Marta: gritos de 'basta ya' y un golpe fuerte y seco
Juicio en la Audiencia Provincial.
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 6 min.

La Audiencia Provincial de Salamanca juzga los días 22, 23, 24 y 25 de septiembre el crimen por la muerte de Yeis María, la mujer de 46 años que perdió la vida tras ser golpeada y ahogada en la bañera a manos del único detenido por los hechos, el vecino de Santa Marta D.G.M., que en el momento de los hechos tenía 39 años.

Los miembros de un jurado popular, elegido el pasado 17 de abril, se encargarán de juzgar al acusado, que ingresó en prisión provisional dos días después del violento crimen. 

La Fiscalía solicita para él 25 años de prisión por un delito de asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento, además de libertad vigilada durante 10 años y una indemnización total de más de 500.000 euros para la pareja de hecho de la víctima, sus tres hijos y sus padres. Por su parte, la defensa pide diez años por delito de homicidio doloso, considerando que "se cayó, dándose un golpe en la cabeza y que durante un juego sexual se le fue la mano. No tenía una buena situación familiar y no lo supo gestionar". 

El fiscal asegura por su parte que la víctima "no tuvo la oportunidad de defenderse. La ató con los brazos en cruz a una mesa del salón. Allí le dio patadas en la cabeza, tronco y brazos hasta que quedó semiinconsciente". Sobre las imágenes existentes,"yo en mis treinta años de ejercicio no he visto una cosa igual", añade.

"Los que significa es que se trata de un asesinato con desprecio de género, esta acción se dirige hacia una mujer por el hecho de ser mujer. Tiene intención de causar daño a una persona por ser del género femenino". 

 

LAS DECLARACIONES

Pasadas las 12.00 horas el acusado, indispuesto y tratando de evitar la declaración durante la mañana de este lunes, ha pedido hablar al final de este juicio.

El juez ha dado paso así a las pruebas testificales, la madre de Yeiss María, Marisa Quejada, ha sido la primera en declarar. "Volver a revivir es volver a empezar. Sentir más fuerte lo que yo he sentido". La mujer asesinada tenía tiene tres hijos en Colombia que no han podido estar presentes. 

El siguiente en declarar R. S. B., pareja de hecho de la víctima. "Vivíamos de mi sueldo, le mandábamos dinero a sus hijos de forma regular cuando ella tenía algo dinero de sus trabajos", ha señalado, "reconociendo saber lo que hacía de vez en cuando".

Posteriormente, ha sido el turno para uno de los amigos del agresor y unas de las personas a las que envió un vídeo en el que aparece la mujer ya agonizando. "Me llamó a las cuatro de la madrugada, decía cosas incoherentes, estaba nervioso. Mujer, sangre, perro, niño... no hubo más conversación". 

"No entendía lo que decía, yo estaba dormido cuando me llamó. No me contó que tenía a una chica llena de sangre en el salón. Decía 'la he liado', le dije que me iba a trabajar que llamara a otro amigo. No sabía en qué estado se encontraba la chica, ni si estaba viva ni muerta", a pesar de haber declarado anteriormente en el juzgado que su amigo le dijo "que la chica respiraba".

"Recibí una imagen en el teléfono, pero no la abrí porque lo tengo de pago y no tenía saldo. A la mañana siguiente me llamó otro amigo para decirme lo que había ocurrido y ya fue cuando la abrí. Me dijeron que fuera a la Policía". 

Otro de los amigos recibió varias llamadas durante la madrugada: "No las cogí porque estaba dormido. Cuando me desperté, en torno a las once de la mañana, fue cuando vi los mensajes que me había mandado. Lo primero que hice fue responderle, pero como vi que mis respuestas no le llegaban me puse en contacto con otro amigo. Nos fuimos a la Guardia Civil".

El tercer amigo en discordia, L. A. S., "me llamó a las cuatro de la mañana. Tomo pastillas para la ansiedad, cogí el teléfono y apenas me enteré de lo que decía. Estaba con una chica, que tenía problemas con ella, que le fuera a echar una mano. Le dije que llamara a la Policía. Me envió unas fotos al WhatsApp, pensé que se la había ido la olla, que las había cogido por internet". 

"Cuando me levanté le dije a mi hijo que mirara las fotografías, no creía que fuera verdad". Tras visualizar el vídeo en la sala, unas imágenes extremadamente duras, dice que le "envió varias fotografías, yo le decía que llamara a los agentes, pero seguía sin creerlo", recuerda, mientras el supuesto asesino le pedía "que le ayudaran a sacar 'aquello' de allí y que no tenía término medio, le tenía que poner las pilas". "Lo noté drogado, ido del sitio". 

 

LAS VECINAS ESCUHARON LOS GOLPES 

M. I., vecina del acusado, ha describido la situación del piso en el que vivían. Sobre lo que escuchó aquella noche "oí la voz de una chica que le decía 'basta ya', un golpe muy fuerte y pensé que se había ido. Dejé de escucharla. Eran golpes secos como si diera a algo. Cuando discutía con su exmujer era diferente, daba golpes a las puertas, era diferente". 

"Después tuvo conversaciones y puso música. Eran las cuatro y media de la mañana. No llamé a la Policía porque pensé que se había ido, que había tenido el valor de irse".

Otra de las vecinas ha reconocido "sentir un golpe muy muy fuerte. No estaba dormida, fui consciente de ello. Llegué a pensar que era de la calle, el contenedor de la basura. No sabía de dónde venía el ruido, ya no escuché nada más, silencio y discutir dos personas. Claro no entendía nada". 

"Al tiempo después se despertó mi marido porque se escuchaban golpes como con un palo a una pared. Se tiró mucho tiempo dando una serie de golpes. Pensamos que había una fiesta, me tapé e intenté dormir". 

 

LOS HECHOS 

Según recoge el escrito de calificación, la noche del 4 enero de 2023, D.G.M. solicitó los servicios de la víctima, que ejercía la prostitución y a quien ya conocía por haberla contratado en ocasiones anteriores.

Lo hizo escribiéndole un mensaje de whatsapp por medio del que quedó con ella en el domicilio de él, en la calle Bajada del Río de Santa Marta, en torno a las una de la madrugada horas del 5 de enero.

Ella llegó a casa de él, según ha relatado el Ministerio Fiscal, sobre las 00.00 horas y ambos fueron al salón donde consumieron alcohol y droga, siendo el acusado consciente en todo momento de lo que hacía.

Cuando la víctima se encontraba desnuda, "la ató sentada en el suelo a las patas de la mesita del salón con los brazos en cruz, con la intención de simular un juego sexual".

Sin embargo, comenzó a golpearla en la cabeza y el cuerpo, hasta que ella cayó desplomada al suelo. Con intención de causarle aún más sufrimiento, D.G.M. "siguió golpeándola durante tres cuartos de hora, relata el fiscal, hasta con pisotones en la cabeza, el tronco y los brazos, de manera que perdió la conciencia y quedó en situación agonizante".

Al parecer, el acusado "estuvo mandando mensajes a amigos suyos informándoles de lo que había hecho, llegando a mandar a uno de ellos una fotografía de la víctima inconsciente, sin ropa, con la cabeza amoratada, los brazos en cruz y las piernas abiertas en el suelo del salón, así como dos mensajes que decían 'esto te puedo mandar', 'que da miedo' y otro a otro amigo en el que, en tono despectivo y vejatorio hacia la mujer, le pedía ayuda para moverla".

"Si es que no tengo término medio y le he pegado cuatro hostias bien dadas", le decía a un amigo por WhatsApp que le respondió que llamara a la Policía, y el acusado le decía: "¿Y qué le cuento, que he contratado sus servicios y le he tenido que poner las pilas?".

La víctima permanecía en estado agonizante, con la cabeza amoratada. Después, la llevó al baño, la metió en una bañera que llenó de agua y le sumergió la cabeza hasta que perdió la poca vida que le quedaba.

Señala la ficalía que, una vez acabó con la vida de la mujer, "limpió la sangre y huellas del crimen que había en el piso, metió en una bolsa de basura la cinta manchada de sangre con la que la había atado y, tras vaciar de agua la bañera donde estaba el cadáver, sobre las 6.00 horas, tiró la bolsa de basura a un contenedor y se fue al centro de salud de Santa Marta".

Lugar donde pidió ayuda porque "tenía en su casa a una persona sin conocimiento a causa de un golpe que se había dado contra la mesa". Finalmente, volvió al piso con los sanitarios, donde llegó a ayudar a la médico a sacar el cuerpo de la bañera para que le pudieran practicar maniobras de respiración que no dieron sus frutos.