"Estamos todas muy satisfechas, no nos cansamos a pesar de hacer mucho ejercicio. Psicológicamente ayuda un montón. Llevábamos meses paradas, en algunos casos no nos podíamos mover del sofá, venir aquí es motivador".

Así describen Jana, Pilar y Rosa, pacientes con cáncer de mama, el novedoso proyecto de ejercicio físico, 'aMAMAte', para pacientes con cáncer, promovido por la Universidad Pontificia de Salamanca, el Servicio de Oncología del Hospital Universitario de Salamanca y la AECC. "De día en día vamos progresando y sintiéndonos mejor", ahondan.

Como muchas otras mujeres, se sintieron indefensas, pero tienen claro que quieren "ser una parte activa de su recuperación". Un programa así es "muy necesario para nosotras". Estaría bien que "tuviese continuidad y que los profesionales enseñen a otras personas para que se puedan dedicar a esto. No cualquier licenciado puede, son muy especiales".

Acaban de terminar la clase, están estirando, hoy hacía sol y ha tocado hacer los ejercicios fuera del aula. Las escuchan con atención Gema Barrientos e Iñaki Pérez, ellos son sus preparadores físicos.

Es muy variado, "cambios de ritmo, carrera, caminata, equilibrio, coordinación, ejercicios de fuerza, estiramientos... siempre dependiendo de cada persona", expresan.

Se busca que las mujeres "se aprovechen" de los beneficios que tiene esta intervención no farmacológica, que, entre otras cosas, "mejora la función muscular y la fuerza, el rango de movimiento o la capacidad cardiorrespiratoria. En la parte psicológica, también ayuda a disminuir la depresión y la ansiedad. Afrontan de otro modo la percepción de realizar un esfuerzo en las actividades cotidianas", destacan.

El éxito de estos programas reside en la individualización y en la necesaria supervisión profesional. Tal como apuntan Gema e Iñaki, "las pacientes requieren que se personalicen variables como el tipo de actividad, la intensidad, el volumen, el descanso y los tiempos de recuperación".

"No sólo hay que entender cómo se encuentran durante las diferentes fases del tratamiento sino que también hay que conocer los efectos secundarios que sufren". Cada una de ellas está en una etapa diferente: Quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia, inmunoterapia...

El proyecto de investigación acaba de nacer, "nos encontramos en la cuarta semana" y está planteado únicamente para personas con cáncer de mama. "Son 35 y se organizan en tres grupos" con varios profesores impartiendo estos entrenamientos.

UN OBJETIVO CLARO

El objetivo es que este tipo de estudios de investigación permanezcan en el tiempo, "que sea un servicio que se le ofrezca a la población que tiene esta patología. El ejercicio físico es una necesidad que presentan los propios pacientes antes, durante y después de los tratamientos y la evidencia científica avala los beneficios que puede producir".

Las mujeres afectadas "vienen con muchas más ganas y seguridad. Al principio, tenían miedo por los ejercicios, dudaban si serían capaces de hacerlo. Se han dado cuenta que pueden".

Para Gema e Iñaki trabajar con ellas "es gratificante que terminen una sesión y te agradezcan lo que estás haciendo por ellas, al final nos transmiten que son un colectivo al que no se les ofrece esto. Nos motivan a seguir. Sería genial que hubiese profesionales que se dedicaran específicamente a esto".

Finalmente, estas pacientes lo tienen claro, "compartir sus historias o hacer ejercicio es una forma de ir mejorando, de demostrar que poco a poco vamos recuperando nuestra vida, todo pasa".