La Seráfica Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Agonía, la conocida en su momento como hermandad de los comerciantes, ya recorre las calles del centro de Salamanca. Las cuatro tallas que protagonizan la procesión abandonaron el templo de La Purísima cuando la tarde comenzaba a declinar, a las 20:00 en punto, escoltados por cientos de fieles y espectadores, salmantinos y foráneos, que deseaban contemplar una de las procesiones señeras de la Pasión local.

Las cuatro piezas en procesión narran cronológicamente la Semana Santa y auguran lo que se avecina: el prendimiento de Jesús en el huerto de los olivos, la comparecencia ante Pilatos, la agonía en la cruz y el padecimiento de la virgen de los Dolores, una talla con detalles en oro que muestra a María. Las cuatro desfilan escoltadas por los hermanos de la Seráfica ataviados con su llamativo capirote morado.

La salida del colosal templo ha discurrido prácticamente en silencio, roto tan sólo por el sonido de las tres agrupaciones musicales que escoltaban a los cofrades y por las dos saetas que el salmantino José Luis Sánchez Lorenzo dedicó al Cristo de la Agonía y a la Virgen de los Dolores, en honor a un "amigo de carga" que le pidió "por favor" que cantara ante la talla del crucificado. No en vano, Sánchez Lorenzo interpretó saetas "muchos años" en nuestra ciudad. Tras su actuación, los espectadores lanzaron vivas al Cristo de la Agonía y a la Virgen de los Dolores.

También hay que reseñar dos detalles más de la procesión de este año. Uno, que las piezas de El Prendimiento y de Jesús ante Pilatos (las dos que antes abandonan de la iglesia) cumplen 75 años, ya que ambas salieron por primera vez en 1948. Y segundo, pero quizá más relevante, que la talla de Jesús ante Pilatos procesiona tras varios años 'esperando', primero por la pandemia y después por la falta de hermanos de carga. Este 2023 le ponen remedio y desfila a ruedas, en vez de a hombros. Un pequeño grupo de hermanos tira y empuja de la talla.

La ruta de la Seráfica atraviesa algunas de las calles más vistosas de la capital, como la Compañía, Libreros, Benedicto XVI o Corrillo, además de la omnipresente Catedral.