En poco más de una semana Antonio Polo partirá desde España con destino a la Antártida. Una estancia total de algo más de un mes para estudiar los gases del volcán de Isla Decepción, uno de los más activos de la zona y cuyo conocimiento puede ayudar a predecir posibles erupciones.

Este joven doctorando del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca ha conseguido una de las dos exclusivas ayudas concedidas en el marco del último programa de becas de investigación en la Antártida para jóvenes científicos del Consejo de Administradores de Programas Antárticos Nacionales (COMNAP) y la Asociación Internacional de Tour Operadores de la Antártida (IAATO).

Es, además, el único español seleccionado en 2022 para la convocatoria del programa, lanzado anualmente por ambas organizaciones con el fin de financiar estancias internacionales de doctorado en proyectos relacionados con la investigación antártica.

Desde TRIBUNA hemos hablado con él y nos ha contado los detalles de su proyecto y de su expedición hasta lo que está considerado el 'fin del mundo'

- ¿En qué consiste el proyecto de la expedición a la Antártida?

Vamos a estar en Isla Decepción, uno de los volcanes más activos de la Antártida, y vamos a vigilarla porque si hubiera una erupción, aunque los magmas no son muy explosivos, si interacciona con agua es como si se echase agua en aceite hirviendo. Hay que empezar a vigilarlo y no es un sitio fácil de vigilar por su ubicación al ser un sitio remoto. Un volcán se vigila de tres maneras: sísmica, de formación y luego los gases. Nosotros vamos a hacer un estudio de los gases, ver si se puede muestrear los distintos puntos para estudiar el gas para empezar a tener unos parámetros de referencia.

- Este trabajo luego puede servir para predecir otras erupciones en otros volcanes

Sí, vamos a estudiar los niveles de helio 3 porque también sirve para indicar si el magma está subiendo o no. La ventaja que tenemos es que se hicieron algunos estudios hace ya 13 años y ahora comparando con las mediciones que hagamos nosotros podemos predecir si se acerca una erupción o no. En el verano austral 2020 el IGN pasó a semáforo amarillo porque encontraron anomalías de formación.

- ¿Qué se siente al recibir una beca así?

La beca engloba este proyecto y un trabajo que he hecho en roca también de Isla Decepción con unos pequeños volcanes submarinos que están un poco más al Este. Este otro proyecto también va en líneas similares, también estudiamos los gases nobles, pero los que se quedan atrapados en las rocas. Es un programa de becas antárticas para hacer estancias internacionales y también para hacer una estancia de doctorado de tres meses en otros países. Preparamos el proyecto para ir a Palermo y me dieron esa beca, que incluía mi participación en este proyecto, y hemos podido financiar las dos cosas. Recibir esta beca ha sido todo un honor.

- ¿Cuándo comienza el viaje hasta la Antártida y cuánto dura la expedición?

Nos vamos el día 8 de febrero y en la base estamos unos 28 días pero el tránsito dura casi una semana. Desde aquí vamos hasta Punta Arenas, allí subimos al barco Espérides, que tarda tres días en llegar a la base.

- ¿Será la primera vez que vayas a la Antártida?

En realidad será la segunda, la primera fue el año pasado, pero no llegué hasta allí. Cuando llegamos a Punta Arenas hicimos una cuarenta con dos PCR para poder subir al barco y cuando salimos de Punta Arenas hubo un brote de Covid en el barco en el que caímos todos y tuvimos que dar la vuelta y hubo que cancelarlo todo. 

- ¿Qué esperas de este proyecto, de la campaña y de tu estancia allí?

Esperamos que salgan gases en todos los puntos que vamos a estudiar porque tendríamos una distribución espacial bastante completa. Esto quizá sea bastante ambicioso pero nos ayudaría saber dónde habría que vigilar.

- ¿Por qué estan importante la investigación en la Antártida?

Este volcán es el segundo más activo y es una zona que es relativamente fácil de acceder, por lo que está aumentando mucho el turismo en esa zona y es donde están la mayoría de las bases, por lo que si entra en erupción, aparte de verse afectadas la base española y la argentina, que son las dos que están ahí, podría afectar a más islas. Es algo importante que hay que vigilar porque también podría pasar algo parecido a lo que pasó en Islandia en 2010 cuando hubo que parar todo el espacio europeo por las cenizas del volcán. Aquí podría pasar algo parecido con el espacio aéreo del hemisferio sur. La última erupción fue en los 70, pero hubo otra un año antes y otra en el 67, que destrozó dos estaciones, la chilena y la inglesa.

- ¿Se prevé que pueda haber una erupción pronto o todavía no hay indicadores suficientes para ello?

En 2020 ya se pasó a semáforo amarillo pero ahora no se podría decir. El IGN ha metido más estaciones sísmicas pero es difícil conseguir que aguanten todo el invierno, porque en invierno no hay nadie allí y el problema que tienen es que se monta la estación con una placa solar para que la batería se pueda recargar pero si se cubre la placa solar con la nieve ya no funciona. También están empezando a vigilar los gases y ahí es donde entramos nosotros.

- ¿Qué esperas de cara al futuro tras este proyecto?

Si encontramos gases en todos los puntos va a salir algo muy importante de describir y esperamos involucrarnos más con el IGN y ver cómo explorar más los volcanes submarinos, porque están 1.500 metros debajo del agua y sería interesante poder llegar a sacar el gas, porque también están activos. Sería interesante encontrar la forma de bajar y sacar los gases que emanan de allí.

- ¿Te gustaría repetir?

Primero me encantaría llegar, pero sí. Dicen que hay que tener cuidado porque es muy adictivo y el que va, si quiere, repite.