Cuadros que, a su juicio, hay que analizar porque la adolescencia es muy compleja, "esos casos hay que verlos muy detenidamente porque pueden ser falsos transexuales". Asegura que una vez se empieza el tratamiento ya no hay marcha atrás, "te cambia la voz... no la vas a recuperar nunca, entre muchos otras consecuencias".

En la Unidad charra no hay constancia de ninguna persona que se haya arrepentido, "si no lo vemos claro, los acompañamos, esperamos... no animamos a nadie a que lo sea o que no lo sea". 

Alarmado con la posible aprobación en el Congreso de los Diputados de una Ley Trans que excluye la supervisión de los profesionales de la salud mental sobre adolescentes, asegura, que los que se dedican a este mundo, "creemos que es un grave error que una persona vaya al registro y se cambie de género desde los 14 años sin ningún tipo de ayuda". 

"Lo único que vamos a conseguir es que haya varios casos en los que no se trate de transexuales verdaderos, puede haber un trastorno de personalidad, problema familiar, algo habitual en esas edades".

En su opinión, otro de los "enormes errores" de esta Ley, dice, que "los psiquiatras somos estigmatizantes, ellos dicen que ninguna persona tiene que pasar el trago de ir a un psiquiatra o a un psicólogo para que le digan lo que es, porque les parece mal...".

A esto, responde que llevan "años trabajando contra el estigma de la salud mental, lo que hacemos es ayudar a la gente, nuestra función es ayudar, distinguir lo que es verdadero de lo que no... iniciar un tratamiento sin consentimiento de los padres y los profesionales es un completo error", concluye.