Muere a los 88 años Silvestre Sánchez Sierra, histórico empresario hostelero y exvicepresidente de la UDS
El reconocido mecenas del fútbol salmantino falleció en Barcelona tras permanecer ingresado por problemas respiratorios
El empresario salmantino Silvestre Sánchez Sierra, figura clave tanto en la hostelería catalana como en el fútbol charro, ha fallecido este viernes a los 88 años en Barcelona, tal y como han confirmado fuentes allegadas a la familia.
Está previsto que después de un velatorio en Barcelona, hasta el domingo no se trasladen sus restos mortales a Salamanca, para posteriormente celebrar el funeral en Aldearrodrigo, previsiblemente el lunes.
Sánchez Sierra, que llevaba casi dos semanas ingresado debido a problemas respiratorios, era un nombre muy respetado en la Ciudad Condal, donde construyó una extensa trayectoria empresarial. Del niño pastor en Aldearrodrigo a marcharse voluntario a hacer la mili a Matacán donde preparó la oposición a la entonces Policía Armada 1964, al ascender a cabo, fue trasladado a Barcelona. Allí, con ese espíritu inquieto en busca de la oportunidad, le surgió al comprar un pequeño local junto a otros socios y así nació el 'Salamanca'.
Situado en La Barceloneta se convirtió en el punto de partida de un grupo hostelero que llegó a contar con siete establecimientos, uno de ellos en el Puerto Olímpico, y cerca de 400 empleados. Para muchos salmantinos residentes o de paso por Barcelona, sus locales eran un auténtico hogar lejos de casa.
En 2021, recibió uno de los Premios Nacionales de Hostelería en la categoría de Empresa Hostelera reconociendo su trayectoria a través del Grupo Salamanca en Barcelona.
Pero su influencia no se limitó al ámbito empresarial donde también desarrolló otros negocios también en su tierra natal junto a su hermano Modesto. Gran aficionado y mecenas taurino, Silvestre también fue durante años un símbolo fundamental del fútbol local: exvicepresidente y, sobre todo, mecenas de la desaparecida Unión Deportiva Salamanca, a quién echó una mano siempre que le fue posible en lo institucional y en lo económico y por la que fue una de las personas que más luchó por evitar su desaparición. Mantuvo siempre un estrecho vínculo con el club hasta el punto de dejar a fondo pérdido parte de su capital.
Generoso, humilde y siempre orgulloso de ser de Salamanca, valores que exhibía en cualquier ocasión. Su figura deja una huella imborrable tanto en el tejido hostelero de Barcelona como en la memoria colectiva del deporte salmantino.








