Un viaje con nombre de esperanza. Acongojados, así se encuentran los conductores Melchor y Juan Manuel, que en estos mismos momentos se encuentran de regreso a Salamanca. En su autobús viajan los 50 refugiados con destino a la capital de España, Madrid, en busca de una vida mejor. 

Pasada una semana desde la invasión rusa a Ucrania, nos cuentan que el Parking CPG Autokarowy, en Polonia, sigue siendo un enjambre de refugiados, policías y voluntarios que entran y salen sin descanso prácticamente a cualquier hora del día, cuando las cifras del éxodo a los países vecinos ya han superado los 1,5 millones de personas. 

Este ha sido el lugar donde los chóferes han llegado con su autobús lleno de solidaridad y empatía desde que se echaran a la carretera con 3.000 kilómetros por delante. Una vez han desplegado sus puertas se han quedado sin palabras ante la tragedia humanitaria. 

En su maletero portaban ropa de abrigo, comida y enseres que los pasajeros han recibido. Cabe recordar que partieron de Salamanca e hicieron parada en Estrasburgo. Han pasado 45 horas conduciendo el autobús de la esperanza, alrededor de 3.000 kilómetros. Ahora toca el mismo camino de vuelta, eso sí, con la obligación cumplida.

Melchor y Juan Manuel han podido sentir de cerca la desesperación de quienes huyen de la guerra. En la frontera han visto seguramente algunas de las imágenes más tristes que contemplarán en sus vidas, "es muy fuerte. Sus ojos nos brillan. Están consternados y abatidos", han lamentado. 

Han resistido hasta poder prestar ayuda. Tal y como está previsto, este jueves llegarán a Madrid. Vuelven satisfechos porque han podido comprobar que lo que han hecho ellos y lo que están haciendo otros españoles está siendo útil para muchas familias ucranianas.